Capítulo 5 [part 3/3]

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No recordaba lo incómodo y sumamente molesto que podía llegar a ser dormir en una maldita carpa. Para colmo ésta era prestada -por parte de Reiner- así que ni siquiera contábamos con al menos uno de esos colchones inflables para amortiguar un poco la espalda.

Y no, no me tomen como viejo con problemas de columna por ello, sino que créanme que en serio les jodería la vida querer tratar de dormir pero tener un millón de pequeñas y puntiagudas rocas abajo suyo que se les clavan cómo sea, dónde sea y en cualquier posición que tomen. Además, a eso debía agregarle el hecho de que los mosquitos eran otro tema que me estaba poniendo los pelos de punta, ya que como con el titán habíamos salido tarde no pudimos empacar otras cosas que fuesen esenciales como el repelente. Aunque en mi caso era: mi amado kit de limpieza e higiene personal. Pero bueno, por lo menos había traído mis paquetes de toallitas húmedas porque de lo contrario ya estaría muriéndome con tanta tierra pegándose a mi piel.

Giré mi vista hacia mí lado derecho, encontrándome con mi novio que al igual que yo, mantenía la mirada fija en el techo como sí fuese la cosa más interesante del mundo. Sin embargo, apenas sintió mi mirada, se volteó de la misma manera en mi dirección sólo para sonreírme como el bobo lindo que era.

-Estás incómodo, ¿Verdad?-Asentí al instante.-Ven aquí, bonito.

Me acerqué un poco más hacia él, dejando que enredara mi cintura con un brazo e hiciera que usara su pecho como almohada, en donde coloqué mi cabeza tranquilamente mientras pasaba ambos brazos por su torso en una especie de abrazo que se me hizo de lo más cómodo. Tanto que hasta suspiré.

-¿Mucho mejor?-Preguntó a la vez que dibujaba círculos con un dedo en la zona de mi cadera.

-Mucho mejor.-Confirmé, cerrando los ojos.

-¿Crees que los demás estén como nosotros o ya se habrán dorm...

-¡ESTO ES ESPARTA!

Ese había sido el claro grito de Farlan, que fue acompañado por el sonido de unos golpes secos y seguidamente unas risas de hiena, entre las cuales pude identificar a la de Hange, por ese timbre tan particular que tenía que hasta parecía despertador. Pero de esos molestos.

-¿Eso responde a tu pregunta?-Musite, abriendo un ojo para mirarlo. A lo que él sólo se limitó a asentir mientras renegaba con una sonrisa burlista.

-¿Se supone que están jugando a las luchas?

Fruncí el ceño.-Creo que sí. Antes de irnos vi como Annie tacleaba a Reiner y los otros los rodearon para hacerle porras.

Eren se entró a reír.

-¡Eso estuvo genial!

-Pensé que te preocuparías por Armin. Parecía que en cualquier momento se iba a desmayar.

-Ya no, estoy acostumbrado a verlo de esa forma por culpa de Annie.-Se encogió de hombros.-Oye, bonito...

-¿Mhg?

-¿Quieres hacer algo divertido?

-¿Cómo qué?

-Podríamos jugar a las luchas también...

-Pero sí ambos dijimos que... ¡Mierda, Eren!

Sabía que tuve que haberme olido que haría uno de sus movimientos cuando me soltó aquella proposición, pero es que estaba tan cansado que ni siquiera me puse a tratar de analizar entre líneas. Y bien, el resultado de ello ahora estar tirado de nueva cuenta en el piso de la carpa pero con un campante y travieso Eren que, no sé en qué momento, se había acomodado de lo mejor entre mis piernas mientras apoyaba cada una de sus manos a ambos lados de mi cabeza.

¿Escuchaste el Rumor? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora