Capítulo 8

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—¿Cómo está eso de que es tu tío?

La imagen de Historia encogiendose de hombros a través de la pantalla del teléfono de Eren se dejó ver, junto con una pequeña sonrisa que formó con cierta incomodidad.

—Sí, aunque no lo crean, lo es.—Volvió a decirnos, acomodando uno de sus dorados mechones por detrás de su oreja.—Pero pensé que ya se habían dado cuenta por lo del apellido Reiss.

Eren, que se encontraba sentado a mi lado en el piso de mi habitación mientras se secaba el cabello con una toalla que le extendí luego del atentado que Kenny había arremetido contra nosotros, frunció ligeramente el ceño.

—¡Pero pueden haber muchos Reiss!—Refutó.—¿Cómo íbamos a tener la certeza de que justo éste iba a tener parentesco contigo?

La chica soltó una risa.—Bueno, en eso tienes razón. Cuando Ymir y yo descubrimos con quién estaba hablando Uri, pensamos que era alguien relacionado con Mikasa por lo de "Ackerman". ¡Pero que sea tu tío lo hace mucho más emocionante, Levi!

—¿De qué forma puede ser emocionante eso?—Pregunté aburrido.

De repente Ymir hizo aparición a espaldas de Historia, sonriéndonos con picardía.—¡Es amor de épocas doradas! Por eso es genial.

Puse cara de asco—¿No es más fácil decir que es amor de ancianos?

Todos soltaron una carcajada.—Bueno, sí quieres referirte de esa forma creo que también es válido.—La pecosa se encogió de hombros sin cambiar su expresión divertida—Lo importante es que no morirán solos.

—¡Ymir, no digas esas cosas!—Le regañó Historia, aunque lo único que recibió por parte de su novia fue un corto beso en la nariz a modo de jugarreta que la hizo sonrojar. Cosa que me recordó un poco a las tonterías cursis que hacía Eren para molestarme cuando sabía que estaba de mal humor.

Al parecer, después de todo, no somos los únicos con una relación tan ridícula que hasta parece linda.

—Agradece que al menos no dije que están al borde de convertirse en abono para las plantas del cementerio.—Le siguió picando, sólo que está vez Reiss le lanzó un peluche -de lo que parecía ser un dragón rosado- justo en la cara. Lo que desató las carcajadas de la más alta.

—No le hagan caso, se olvidó de tomar sus pastillas hoy.—Gruñó en nuestra dirección, aunque de todas formas dejó que Ymir se sentara a su lado e incluso pasara un brazo por sus hombros.

—¡En fin! Ahora que sabemos que los dos viejos andan en algo, tengo que hacerles una pregunta muy importante.

Eren dejó la toalla a un lado, abrazándose a mi cintura mientras apoyaba el mentón en uno de mis hombros.—¿Cuál?

—¿Quién le descargó Tinder? Porque dudo mucho que él lo haya hecho por cuenta propia.—Reflexionó, sonriendo de lado.—Además, se nota que tiene menos idea de tecnología que Uri.

Alcé una ceja en señal de confusión ante lo último que mencionó.—¿Él tampoco sabe utilizarla?

En ese momento Ymir soltó una estruendosa carcajada -casi de las mismas de Hange; de esas que se escuchaban hasta al otro lado del mundo- a la vez que Historia sólo dejaba escapar un sonoro suspiro de entre sus labios mientras llevaba una mano a su frente a modo de mostrar cierta frustración por algo que Eren y yo no comprendiamos. Incluso creo que hasta nos veíamos como dos idiotas que hacían muecas de confusión a la espera de que alguna soltara el contexto de la situación.

—¡Preciosa! Cuéntales de esa vez en la que Uri nos hizo una videollamada en mitad del metro.

Reiss lo sopesó por unos segundos, hasta que terminó hablando de todas formas ante la mirada insistente de su novia—Bien... le habíamos regalado un teléfono inteligente hace medianamente poco porque creíamos que sería mejor que se fuera acostumbrando a otra cosa más moderna que no sea el teléfono fijo de casa.—Explicó, haciendo una pequeña pausa.—El problema es que sólo le enseñamos a usar las cosas básicas. Y un día cuando Ymir y yo íbamos en el metro, él nos llamó para avisarnos de que la cena ya estaba lista pero...

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