La soledad te trajo a mí

1.8K 269 18
                                    

Yelaím llego a casa, la luz del porche estaba prendida y debajo de la maceta junto a la puerta su madre dejo la llave para que pudiera entrar.

Todo estaba a oscuras y silencioso como su ánimo, Yelaím subió con cautela en casa movimiento, no quería despertar a su madre y mucho menos quería darle motivos para que disparara en contra del oso y darle a ella cierto tipo de razón. Una vez en su recámara se desnudó y se metió al baño, deseaba quitarse las pequeñas ramitas y la tierra que se le pegaba al cuerpo, con el agua tibia corriendo libre el joven hombre suspiró aliviado, su venado había sido feliz y casi había reclamado a Brandon, estuvo a nada de reclamar al gran oso para él.

¿Qué hubiera pasado en el peor de los casos si eso hubiera sucedido?

Bueno se hubiera sentido humillado por unos días cuando los demás se dieran cuenta de que el oso traía la marca de dos machos, pero solo estaba con uno. Aun no comprendía Yelaím que le había ocurrido para pensar en hacer algo tan estúpido como marcar a ese oso calentón, pero Yelaím no negaba el sentirse muy atraído por el oso, aunque a lo mejor el gran malote solo deseaba una relación sin ataduras.

Cansado, pero en paz se secó, la mañana ya venía y ese día le tocaba trabajar media jornada en la cafetería y en la universidad le habían dejado mucha tarea y ahora su realidad era que su tiempo tenía que ser dividido para rendir en ambos lugares ya que los exámenes estaban cerca y no podía distraerse pues él amaba sus buenas calificaciones.

—Pareces muy enfadado hoy Pooh, Khalé sorbía su taza de café americano mientras veía a su amigo tomar un café extrafuerte y probablemente el ingrediente seria clavos oxidados molidos con pimienta y chile habanero en lugar de azúcar.

—Estoy bien, fue la seca respuesta de Brandon.

—Si llamas a estar bien el parecer una mutación de dragón y oso, entonces estás estupendo, Khalé de lo más tranquilo sorbió otra vez su café, sin pestañar siquiera por la mirada asesina que Brandon le daba.

Era medio día y el alfa había pasado por la cafetería de su amigo para saludar a Brandon.

—Pareces molesto por haber llegado a alguna conclusión.

Negando la cabeza, Brandon apretó la mandíbula, reconocía que necesitaba ayuda, si algo le habían enseñado sus madres, era el que uno vivía mejor si era humilde y reconocía cuando algo no estaba en sus manos solucionar o comprender.

—Quiero a un tipo, dijo en un casi inteligible gruñido Brandon.

Khalé casi se atraganta con su panecito de plátano, y justo cuando el alfa iba a empezar con las preguntas acribilladoras la puerta se abrió para dejar ver a un hermoso y seguro Yelaím que caminó seguro hasta el mostrador.

El joven iba tarde por unos minutos así que ni siquiera reparó en la concurrencia, pero Brandon siguió cada movimiento elegante del hermoso hombre.

Khalé silencioso observo mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa traviesa. —Dime una cosa Pooh, ¿quieres a ese chico para joder o para algo más?

Brandon miro a su amigo de forma más intimidante que antes.

—Y deja de mirarme como un animal rabioso, solo responde, porque se rumora que César Brito es muy persistente con lo que desea y bueno ya se sabe que él te ha echado el ojo, Khalé parecía ansioso por obtener la respuesta.

—Él fue un polvo, yo quiero a otro, es mío, la mirada de Brandon directo se dirigió hasta la puerta donde se había perdido Yelaím.

—Conquístalo Brandon, recuerda a tus madres, ellas se amaban y lucharon tanto por ser libres y por hacer una familia, juntas, que se atrevieron a desafiar los conceptos que tenían su antigua manada. Deja tus miedos, deja tus inseguridades todos merecemos ser felices no una vez, sino muchas, y agradece que no somos cambiaformas del tipo que lee mi madre en sus novelas, esos pendejos que se enlazan para siempre condenándose a sufrir si su pareja le falta o si nunca la encuentran. Nosotros somos seres que vivimos de oportunidades, márcalo con tu pelaje y atráelo. El chico ha sufrido mucho y tú igual. Necesitas a alguien para abrirte y alguien para sanar al igual que él, así que no temas y si sale mal recuerda que eres uno de los miembros más fuertes de esta manada y que nos tienes para ayudarte.

Dejando una generosa propina Khalé se levantó y apretó el hombro de uno de sus dos mejores amigos, se ajustó el costoso traje. —Yo invito.

En las garras del amor, Libro 1 saga cambiaformas enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora