capítulo 25

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He Zhishu piensa que es demasiado temprano para estar despierto. Mira el reloj que tiene a su lado, no son más de las ocho de la mañana.

Empuja la puerta del dormitorio y espera lograr ponerse al día con Ai Ziyu. También quiere jugar con su perro.

Estaría bien tomar el desayuno con él...

—Anoche, ¿no pudiste dormir?—He está bebiendo leche, por otro lado, el doctor parece tener cierta fascinación por el café negro. Se inclinó un poco hacía adelante y susurró—: ¿Te molesté?

Parecía que el médico estaba cansado y posiblemente algo enfermo. Mira para abajo y saca la mandíbula:

—No.

Zhishu puede sentir que Ai Ziyu está de mal humor, pero no sabe qué pasó. Estaba bien la noche anterior y no puede preguntar directamente, por lo que se dedica a terminar su bebida en silencio.

Después de comer, Ai decidió que era momento de llevar a Zhishu al hospital y lo condujo hasta una Chevrolet que parecía ser de un modelo reciente. Encendió la radio y su voz fue muy suave cuando le preguntó:

—¿Qué te gustaría escuchar?

He Zhishu sonrió sacudiendo la cabeza:

—No importa, lo que sea está bien.

Ai Ziyu inmediatamente puso una melodía de piano. El sonido de la música salta con lentitud a sus oídos y He no tarda en notar que el tono es un poco solitario.

Después de que le hiciera la receta y de que le diera la medicina que necesitaba, Ai Ziyu llevó a He Zhishu a su casa, y ya era hora de comer para ese entonces. He está un poco avergonzado, pero de igual manera va a su lado, le toma del brazo y le pregunta:

—Ai, ¿te gustaría que comiéramos juntos?

Ai Ziyu se negó:

—Tengo trabajo. Sube a tu hogar y descansa mucho. ¿Está bien?

He Zhishu no sonrió ni le respondió, tampoco dijo nada cuando observó como la Chevrolet se alejaba lentamente por la carretera. He se volvió y decidió hacerle caso.

✤✤✤✤✤✤

Ai Ziyu está muy molesto y sabe que definitivamente no es algo bueno quedarse así todo el día. Le gusta He Zhishu, pero ahora le preocupa todavía más lo que ese hombre hace en su tiempo libre. ¿Sus sentimientos son profundos? ¿Es realmente serio? Pero si lo es, ¿por qué parece tan descuidado? y ¿Por qué demonios se ve tan triste?

Aparcó el coche a un lado del camino, tomó el teléfono y rápidamente tecleó un par de números.

—¿Diga?

La voz masculina suena baja.

—Hermano, ¿estás ocupado?—Ai Ziyu cerró los ojos y presionó suavemente sus dedos contra el volante—: Quiero que me hagas un favor.

Ai Ziqian sonrió:

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me pediste que hiciera algo? ¿Qué sucedió? Cuéntame, hermanito.

—Ayúdame a revisar a una persona.

—¿Quién?

—Jiang Wenxu.

Ai Ziyu encuentra difícil pronunciar su nombre... Pero todavía quiere saberlo absolutamente todo. Él cree que ese es el tipo de información que puede ser detectada con facilidad por su hermano, y ahora se siente incluso un poco ansioso mientras lo piensa.

No esperaba que le dijera de inmediato:

—¿Qué? ¿Jiang Wenxu?

—¿Lo conoces?

—Es el CEO de una importante corporación. Está en sus treinta y se ve bien, supongo. Habla bien. Es un hombre duro. —Ai Ziqian realizó una pausa—. ¿Qué quieres con él?

El cerebro de Ai Ziyu se quedó congelado por un momento. No podía competir contra un sujeto que parecía estar en la cima del mundo. Dijo:

—Parece que uno de mis pacientes es su novio y yo, no sé, quería comprobarlo.

Ai Ziqian se echó a reír sin pensarlo. Eso no era propio de él.

—¿Hay alguien con el valor suficiente como para autodenominarse el novio de Jiang Wenxu?

Esto hace que Ai escuche más atentamente. Su hermano continúa riendo a muerte.

—Lo siento, pero tu paciente es un poco tonto. Perderías la cuenta de los hombres con los que se acuesta.

Ai Ziyu siente que su corazón se transformó de pronto en un cristal... Y esté cayó instantáneamente y se volvió trizas a sus pies. No quiere aceptarlo, se niega a pensar que He esté envuelto en esa clase de relación turbia, pero su subconsciente tiene claro que esta es probablemente la verdad.

Sus ojos están húmedos.

Ai Ziqian se encuentra muy ocupado todavía, por lo que intenta ser amable con su hermano al momento de despedirse.

Sin embargo, el doctor no dice ni una palabra.

Ai Ziyu cerró los ojos y de repente rompió en golpes contra el volante del automóvil.

¿¡Cómo puede ser!? ¿¡Cómo puede ser que a la persona que le gusta, a la persona que quiere ayudar, que está enferma, que está muriendo, la traten de esta manera tan infantil y tan vilmente sucia!?

El chupetón en su cuello, el apartamento de clase alta, sus lágrimas, su miedo, su imagen angustiada.

No le ha dicho de su enfermedad, no porque tenga miedo de que se ponga triste ¡Si no porque es un tipo demasiado estúpido! Ai Ziyu lo entiende ahora muy bien.

Los 10 años que más te améDonde viven las historias. Descúbrelo ahora