Una vez que Imregel hubo firmado la cesión de derechos en donde se especificaba que la única y legítima administradora del reino de Heller y todo territorio conquistado era nada más y nada menos que Gertrudis Rastar de Imenís y en donde se especificaba que ni el rey Imregel, ni la princesa Ilse de Yazpik podrían echar mano en la conquista, o administración de los territorios, Imregel acordó la fecha de la boda para dos días, el heraldo enviado llevó la petición al rey Diego de portillo, quien devolvió la misiva con su sello, aprobando la petición de matrimonio y acordando que la unión sería en la frontera de los dos reinos.
Imregel dio claras instrucciones para fortificar las fronteras y proteger su reino. Los generales a cargo sabían qué hacer y eran leales. También mandó una carta a su hermana anunciando todas las medidas y los motivos para tomarlas, advirtiéndole que no se apareciese y se ocultarse un tiempo prudente o hasta que esta quede preñadalo cual Imregel no dudaba sería pronto.
Diego de Portillo no podía creer lo fácil que se había adueñado de un reino tan prometedor como Heller.
Pronto sería señor de Heller y Portillo, eso sonaba tan bien. Así, excitado como estaba por la próxima unificación de los reinos, Diego de Portillo mandó llamar para que le trajeran algún bello chico que le hiciera compañía en su última noche como soltero.
Lleno de sudor y semen un joven yacía acostado en la cama, —majestad, cuando se case ¿seguiremos viéndonos?, —Diego miraba desde el balcón toda la vasta extensión de tierra que se extendía hasta Heller. —Diego no lo volteó a ver, —me voy a casar, eso no significa que me vayan a castrar, así que no tiene por qué cambiar esto.
Dos días pasaron muy rápido, Diego había dado instrucciones para que se prepare comida para toda la gente de los dos reinos, y también un banquete especial para las dos cortes.
Vestido con un traje todo negro y su coraza tambien negra y nada más, Diego se dirigió hasta la frontera seguido por su heraldo y su comitiva. A su lado iba Fraud.
De lejos vio al heraldo de Imregel y luego a este que montaba a caballo. Su larga cabellera rubia y lacia, ondeaba con el viento.
El joven monarca iba vestido con un pantalón de cuero rojo entallado, altas botas negras de montar, con una camisa de seda blanca, una fina espada sobresalía al costado. El rostro del legítimo rey era precioso, pero Diego no lo admitiría
—Es agradable a la vista, —fue lo más cerca que Diego fue capaz de ver.
Con calma se acercó y las personas presentes le miraban con cautela, terror y desprecio, cosa que a Diego no le importó, el sometía, no buscaba amor, era más fácil ser obedecido por miedo que por amor.
—Estamos presentes para ser testigos de la unión del reino de Portillo con Imregel Yazpik de Heller, —Diego de inmediato y por la forma casual que el juez nombró al joven por su nombre de pila y sin títulos nobiliarios,el rey se dio cuenta de la treta de Imregel, y es que este al ceder la administración del reino a alguien más, automáticamente el joven rey tenía derecho a administrar legítimamente el reino de Portillo en su totalidad, pues era como si no tuviese propiedad alguna, lo peor, Diego en ese momento no podía renunciar al matrimonio ni repudiarlo, eso en al menos diez años, esto se hizo para que los reinos sean fortalecidos con uniones estables.
Diego lanzó una mirada asesina a Imregel... Al maldito lo haría pagar con cada gramo de su ser por hacerle parecer un imbécil redomado.
Él era Diego de Portillo y Cades, aún no había nacido un hombre que se burlase de él, o al menos eso creía.
Apenas hubo terminado la ceremonia Diego se retiró no permanecería junto a Imregel, así que sin más protocolo lo dejó con el banquete.
El joven monarca no era una mujer dolida, así que también se retiró a su castillo dejando a su esposo marcharse por su cuenta mientras el pueblo saciaba y festejaba con el rico banquete que Diego había enviado para celebrar la irónica y estúpida función a la cual los románticos llamaban... Boda.
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En La Cama Del Rey
NouvellesA Diego de portillo le ofrecieron diez años atrás a la hija del reino de Heller, es bien sabido que la casquivana reina anda en amoríos con uno de los generales de su ejército. Razón por la cual decide reclamarla antes de que una probable alianza c...