8. 秋(二)/ Otoño (Segunda parte)

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By Eachandeverydimension


Las cosas no van mal inmediatamente, si no poco a poco.

Su grupo pasa horas vagando por el bosque donde los aldeanos habían reportado avistamientos infructuosos. No hay ni un solo espíritu que encontrar, y la energía resentida que pueden sentir está de alguna manera dispersa por todo el bosque, sin dirección y sin ayuda. Jiang Wanyin se vuelve progresivamente más gruñón a medida que dan vueltas, e incluso los más disciplinados de la secta Lan se inquietan ante lo extraño de la situación, y la perspectiva de volver de la caza nocturna sin éxito cuando se suponía que era algo simple.

El único punto brillante es Wei Wuxian. Lan Wangji lo observa y descubre que es un buen discípulo en jefe. Anima a los discípulos tímidos a decir lo que piensan y controla a los más bulliciosos que tienen tendencia a avasallar a los demás. Pone en contacto a los que tienen habilidades complementarias, o a los mayores con los menores que tienen el mismo estilo de aprendizaje para facilitar la comunicación, mientras hace bromas y mantiene el ambiente relajado. Es notable la facilidad con la que Wei Wuxian hace que todo parezca fácil, y Lan Wangji casi siente la necesidad de tomar notas para futuras referencias.

Finalmente, tras un almuerzo desanimado, siguen una pista que parece prometedora. La extrema concentración por parte de Lan Wangji dirigida a encontrar la fuente de energía resentida acaba por orientarles en una dirección concreta, en lo más profundo del bosque. Dos discípulos armados con sus espadas atraviesan las lianas y las enredaderas por donde se dirige Lan Wangji, abriendo un estrecho camino hacia los posibles espíritus.

Pero cuando Lan Wangji llega finalmente a la fuente de la energía resentida, no hay nada que encontrar. No hay espíritus, ni siquiera ninguna perturbación en el bosque que pudiera indicar que alguien ha manipulado o despertado deliberadamente a los espíritus. Lan Wangji recorre el pequeño claro confundido, con los ojos bien abiertos en busca de cualquier cosa que pudiera ser la fuente de la energía resentida que había detectado, que todavía siente, increíblemente cercana pero débil. Finalmente, uno de los discípulos Jiang señala una extraña cosa en el suelo: una masa de materia marrón con blanco asomando en algunos puntos. Parece excremento de animal, sólo que mucho más grande de lo habitual. Cuando Lan Wangji mira más de cerca, utilizando un palo para romper el misterioso objeto, se echa atrás; mezclados con hierbas secas, puede ver fragmentos de hueso y, lo que es peor, lo que parecen dientes humanos. A juzgar por el tamaño de la masa extraña, el animal debe ser bastante grande. Lan Wangji rebusca en su memoria la bestia que podría ser responsable. Sólo cuando ve una pluma negra como el carbón, escondida bajo un arbusto, y suena un chillido, reúne las pistas, un paso demasiado tarde.

"¡Es un Zhen (鸩鸟)! No dejen que los toque, es venenoso". Lan Wangji advierte al resto.

Se produce una ráfaga de movimientos y sonidos a su alrededor: el Zhen se abalanza desde lo alto, chillando algo horrible y todos los discípulos se apresuran a desenfundar sus espadas para luchar contra el receloso de sus garras y atentos a su trayectoria en el cielo. Con sus afilados ojos rojo sangre, el Zhen encuentra un punto débil: uno de los discípulos de la secta Jiang, un joven de apenas doce años, ha sucumbido al pánico que invade a casi todos cuando se embarcan en su primera cacería nocturna. Está de pie al fondo de su grupo, lejos de los demás y su atención está centrada en desenfundar su espada, ignorando la amenaza voladora que hay encima y que se ha centrado en él.

Con una inclinación de sus alas, el Zhen se lanza hacia su presa, con sus brillantes garras extendidas para agarrarla. El joven por fin se da cuenta de su situación y grita de miedo, llevándose las manos a la cabeza como si eso le protegiera. Casi parece que no hay esperanza, que tendrán que volver al Muelle del Loto con una cabeza menos, hasta que Wei Wuxian hace algo increíblemente estúpido y valiente. Se precipita delante del discípulo, en equilibrio sobre Suibian y deja que el Zhen lo coja en su lugar. Las garras venenosas del Zhen se cierran alrededor del brazo de Wei Wuxian y Suibian cae en picada al suelo, mientras el pájaro gira, ascendiendo hacia los cielos.

Dulce CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora