Dulce Caos

10. 冬（一）/ Invierno (Primera parte)

By Eachandeverydimension

El invierno en Yunmeng es increíblemente suave para Lan Wangji que se ha criado en el Receso de las Nubes. Está acostumbrado a: las capas de nieve cubran los alrededores durante la noche hasta hacerlos irreconocibles, a las capas y guantes, a los amuletos para calentar y a los braseros encendidos en todas las habitaciones. En Yunmeng ni siquiera nieva, y no es necesario llevar capa, ni siquiera en pleno invierno. Lo único que ocurre es la lluvia, fría y torrencial, pero mucho más preferible que la nieve helada. Está perfectamente cómodo sólo con sus cinco capas de ropa, al igual que los demás discípulos de la secta Lan, mientras que Wei Wuxian se queja de frío todo el tiempo. Aunque tiene los guantes que Lan Wangji le regaló por su cumpleaños y un nuevo conjunto de túnicas confeccionadas con la tela que Lan Wangji le regaló, sigue aprovechando cualquier excusa para acurrucarse cerca. Lan Wangji no puede encontrar ninguna razón para desanimar a Wei Wuxian.

La secta Lan tiene fama en todo el mundo del cultivo de ser románticos y no es sin razón. No importa lo seco que los ancianos intenten hacer la historia del origen de su secta, es innegablemente romántica: Lan An encontrando a su persona predestinada, los dos convirtiéndose en compañeros de cultivo y comenzando una nueva secta de cultivo juntos.

Pero el amor no siempre es amable, y la historia de Lan An también lo ilustra: el fundador de la secta Lan, desconsolado tras la muerte de su persona predestinada, optó por retirarse del mundo del cultivo, retirándose al monasterio de donde salió para vivir el resto de su vida en reclusión. Otras veces, el amor termina en tragedia, sin ni siquiera un medio feliz que suavice el golpe. La historia de los padres de Lan Wangji es una prueba de ello. Su madre, condenada a cadena perpetua en la misma secta del anciano que había asesinado. Su padre, que dividido entre su amada y su deber para con su secta, eligió dar la espalda a ambos y vivir el resto de su vida en reclusión. El amor puede ser cruel. Puede convertir en cobardes a cultivadores que antes eran valientes y el hecho de que Lan Wangji y su hermano hayan nacido es prueba suficiente.

Los Lan se enamoran una sola vez en su vida, temerarios en su elección de persona e inquebrantables en su devoción. Lan Wangji siempre ha pensado que él sería la excepción a la regla, del mismo modo que su tío. En sus escasas horas de ocio, se plantea la idea de asumir el papel de su tío en el futuro: enseñar a generación tras generación de cultivadores y discípulos invitados de la secta Lan, inculcando siglos de sabiduría a la generación más joven. Actuar como la mano derecha de su hermano cuando éste se convierta en el líder de la secta; la reedición de la generación anterior, hecha esta vez correctamente: dos hermanos, trabajando codo a codo para llevar a la secta Lan a mayores alturas. Nada de hermanos mayores culpables que se enamoran de la persona equivocada, nada de esposas encerradas en casitas con Gencianas(1) , nada de sobrinos criados por su tío en ausencia de su padre. Sólo dos hermanos, colaborando para mejorar su clan, como siempre debieron ser las cosas.

Pero incluso los planes mejor trazados a menudo se tuercen y ni en un millón de años Lan Wangji había imaginado que estaría donde está ahora, en el Muelle del Loto, enroscado en el dedo meñique de su prometido, irremediablemente entregado a él. Jamás habría podido conjurado a Wei Wuxian en su imaginación, aunque se le hubiera pedido que imaginara a una persona que le hiciera abandonar su racionalidad y enamorarse.

Su amor es temerario. Un poco presumido. Impulsivo. Baja las escaleras de dos en dos y se lanza a la lucha sin pensar. Es demasiado temerario para el gusto de Lan Wangji, así que éste no tiene más remedio que seguirle y asegurarse de que está bien. Es desinteresado hasta la saciedad. De buen corazón y justo. No se somete a las reglas que considera irrazonables y nunca está de acuerdo con algo sólo porque todos los demás lo hacen por decoro.