Our Fault.¹ |Kang Taehyun|

11.

Luego del acontecimiento en que Myun Hee fue hasta la escuela de Taehyun. El grupo de amigos la dejaron en su casa no sin antes darle un sermón por haber salido sin un paraguas y que debía  cuidarse de un resfriado.

Lo que en verdad sucedió.

Amaneció con algo de fiebre y congestión pero fue a la escuela ya que odiaba faltar, aunque no le funcionó cuando una de sus amigas tocó su mejilla ardiendo.

Al instante llamaron a su madre y le informaron, unas horas después su hermano llegó por ella para ir a una clínica. No era nada grave, le recetaron pastillas y dos días de incapacidad, así el reposo le ayudaría más rápido a mejorarse.

Sin embargo apenas llegó a casa, su hermano y madre la regañaron... Y luego cuando sus amigos preguntaron como estaba, hicieron lo mismo.

Hasta Claire y Yeonjun que apenas conocía.

Esa noche se durmió temprano debido a las pastillas y al día siguiente fue bastante aburrido. En cama con dolores de cabeza, estornudando y sola.

La vecina se encargó de cocinarle y revisar que haya tomado el medicamento.

Así tuvo esa pequeña compañía hasta que llegó su hermano por la tarde con las tareas que la escuela le había dejado y apuntes de sus amigas. El resto de la tarde se durmió hasta la mañana siguiente.

Ya estaba mejor y gracias al cansancio, no recordaba ningún sueño o pesadilla.

Lo único bueno del problema.

—¿Ya no sientes fiebre?—Negó lentamente mientras tomaba las pastillas. —Igual toma el médicamento hoy, hace un rato te marcaba.

—Para mañana estaré bien —Tranquilizó a su madre, estas situaciones la ponían nerviosa. —Solo voy a descansar haré mis tareas.

—Bien, llama si necesitas algo, la vecina estará pendiente. —Asintió recibiendo un beso en su cabeza para abandonar el cuarto. —Nos vemos.

Se recostó en la cama para cerrar sus ojos y seguir durmiendo.

...

Inhaló profundo mientras tomaba asiento en una banca.

El lugar no lo reconocía del todo, pero era lindo.

Un parque amplio con pequeñas colinas perdiéndose en el horizonte. Se encontraba nublado con tonos grises en el cielo.

Por alguna razón se sentía cómoda pero algo faltaba. Tal vez era su ausencia, ese silencio ruidoso que notaba al estar sola vaciaba una parte de su pecho.

Hasta que escuchó unas pisadas en el césped y una sombra se situó a su lado.

—Me recuerdan mucho a ella...

Observó en sus manos unas flores blancas.

Margaritas.

La izquierda mantenía unas sanas y puras en su estado... Pero en la derecha, estaban marchitas.