Cuatro

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Dos semanas habían pasado bajo una rutina simple y peculiar. Aquella donde cada mañana Felix llevaba el desayuno a Chan, discutían por cosas triviales y de vez en cuando, recibía uno que otro cumplido.

Algunas veces Felix veía a Chan merodeando por los jardines o jugando cartas con Sakura, una paciente del edificio B.

Con Seungmin había establecido una amistad bastante sólida. Durante los descansos compartían pequeñas anécdotas de la vida de cada uno.
Por ejemplo, que Seungmin había estudiado en Estados Unidos por un corto período de tiempo. O cuando Felix casi terminaba siendo atropellado por el padre de un amigo.

Por las tardes tomaba clases virtuales de cocina, dedicando su tiempo libre a hornear y cocinar recetas que llamaban su atención. El rubio sabía que no era bueno en la materia, pero con la práctica y paciencia, todo al final tenía un buen resultado.

— ¿Dónde están todos?— preguntó el pecoso a Seulgi, quién estaba revolviendo y leyendo unos papeles. El hospital estaba más quieto y tranquilo de lo normal.

— Oh, Felix. Me alegro que estés aquí— dejo a un lado el manojo de papeles y pidió a Felix que le siguiera.— Olvide decirte que hoy era día de excursión. Eres bienvenido a acompañarnos—.

Salieron del edifico en dirección al estacionamiento, un pequeño autobús estaba estacionado en la cuneta, esperando.

— Cada cierto tiempo tratamos de sacar a los pacientes a centros recreativos o de entretenimiento. Esta vez toca el museo—.

Seulgi en varias ocasiones había visitado a Felix cuando acompañaba a Seungmin. La doctora Kang y su hijo le habían adoptado bajo su ala de alguna manera.

— ¿A que museo iremos?— preguntó emocionado mientras ambos subían al transporte. La mirada de Felix busco a Chan y logró ubicarlo. Estaba sentado hasta atrás, mirando por la ventana.

— Antropología, cariño —. El motor rugió y Seulgi dio una palmada en la espalda del rubio.— Oh, parece que el único asiento disponible es junto a Bang. Vamos, ve a sentarte—.

Felix asintió y se movió por el estrecho pasillo hasta la última fila. Chan aún no le había visto y no estaba seguro si fuera a gustarle estar junto al rubio sin ser capaz de alejarse. Vacilando, tomó el lugar y vió a Chris girarse, una mirada de sorpresa en su rostro.

— Era el único que quedaba— murmuró Felix a manera de explicación. Chan no respondió y en cambio, se giró para mirar por la ventana. — ¿Cómo estás hoy?—

— He tenido días peores— contestó Chan sin voltear la mirada.

— Al menos saldrás al exterior. Ya sabes, aire fresco y en primavera. Los cerezos han florecido ya—.

— Mmm— El pelinegro asintió con la cabeza. Pasó una mano por el cabello lacio y revuelto. Su camisa se apretó contra su cuerpo, marcando los músculos debajo de la tela. El rojo se propagó por la cara de Felix, bajando la mirada y comenzando a jugar con sus dedos.

— Entonces ¿Qué tipo de música te gusta componer?— pregunto el rubio con voz animada. Nunca le había preguntado a Chan acerca de sus composiciones, excepto aquella vez donde le pidió ver la letra de aquella canción que hizo después de conocerse.

— De todo un poco. Pero últimamente he estado en esto de las baladas y ritmos como el country, R&B y EDM—

Felix sonrió.

— Me gusta eso—

Chan no dijo nada y cruzó los brazos. El menor miró en su dirección.

Con su cabello lacio y el ceño fruncido, lucía tan diferente al Chan de los sueños de Felix. La luz de la ventana se reflejaba en los ojos cafés, la piel lucía suave. De repente Chris giró la cabeza y pilló a Felix mirándole.

Everglow {ChanLix} - 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora