SIX

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      Tal y como la recordaba, Hoseok estaba de pie junto a su suegro cuando divisó a una mujer de mediana edad atravesar las puertas del tren, arrastrando una maleta pequeña con sus ruedillas, tan delgada que tenía que mantener sus manos hechas puños o levantadas para que las pulseras no se cayeran, el cabello recogido en una media coleta, dejando un cabello rebelde en su frente. Era mayor que su madre, pero su complexión delgada y rostro alargado la hacían ver menor, Hoseok levantó su brazo y lo sacudió, atrayendo su atención.

—¿Es ella? —por supuesto, el joven asintió yendo en dirección de su tía Helu que sonreía ampliamente con sus labios pintados de un morado fuerte. Cuando era niño, HoSeok siempre se preguntó porqué aunque las servilletas quedaran manchadas con ese labial, no se iba de sus labios.

—Tía, gracias por venir. —dijo esperando recibirla solo con una respetuosa reverencia, tenía tanto tiempo sin verla en persona, por lo que se sorprendió cuando se abrazaron y se sintió como si lo hiciera siempre. Sonrió ligeramente, esa mujer siempre le había tenido mucho cariño, y lo demostró en ese abrazo que se sintió seguro.

—Lamento tanto por lo que estás pasando, Hobbie —susurró, era la misma voz que le narraba interesantes anécdotas cuando era niño, ella se separó y le ofreció su mano al hombre mayor—, mi nombre es Geon Helu, me hubiera gustado que nos conociéramos en otras circunstancias, señor Kim.

Pudo notar como el rostro del hombre tembló, claramente afectado como para intentar sonreír —Tiene que ayudarnos.

La delgada mano de su tía tomó la otra mano de su suegro, apretándolas en una promesa —Haré todo lo que esté en mis manos, se lo aseguró. Hobbie —se dirigió al muchacho, luego de nuevo al hombre mayor—, señor Kim, tienen que contarme todo lo que ha pasado, vayamos a su casa.

Ella viajó en el asiento trasero del carro, escuchando con detalles como TaeHyung se había ido a su habitación una noche, despidiéndose de todos e incluso desvelándose por jugar videojuegos, le narró cómo él mismo le tocó la puerta y le pidió que se fuera a dormir, escuchándole quejarse, pero obedeciendo. Nada extraño había pasado, ningún ruido raro en la noche, ningún grito, y a la mañana siguiente tampoco notaron algo extraño, no hasta que la madre del joven entró planeando despertarle pues no respondía a sus llamados. Creían que estaba dormido, luego, creyeron que se escapó para ir a jugar con su mejor amigo.

—Mi esposa, ella creyó eso toda la mañana, me mandó a buscarlo pero yo... ya sabía que algo había ocurrido, nuestro hijo no es así, jamás se escaparía. —a su lado, Hoseok asintió estando de acuerdo.

—Tía Helu, creemos que está atrapado en otro lugar, él puede comunicarse de momentos con nosotros, ayer le vimos por debajo de la puerta, sus dedos sobresalieron por un corto momento. Pero cuando abrimos la puerta, ya no estaba ahí.

Cada palabra fue escuchada con atención por parte de la mujer, atenta no sólo a lo expresado verbalmente sino también físicamente, podía notar de parte de ambos hombres que estaban preocupados, sin duda alguna no mentían —Necesitaré ver la habitación del joven, tal vez ahí encontremos algo que no han visto aún.

Hoseok notó como las manos del padre de su novio apretaban el volante antes de que acelerara, apresurado por llegar a casa. Iban dentro del límite de velocidad, tal vez rozando el exceso, pero ni Hoseok ni la mujer se quejaron, cada uno se quedó en silencio permitiendo que el hombre mayor se concentrara al máximo para llegar a casa lo más pronto posible.

Esperaba que apenas arribaran, su tía pudiera analizar todo mejor y darles buenas noticias para la familia, que no fuera tan complicado traer de vuelta a TaeHyung, donde sea que estuviera. Esperaba pronto abrazar a su novio e intentar volver a la normalidad, se quedaría de ser posible todas las vacaciones en Daegu para hacerle compañía y juntos, dejar pasar este horrible momento.

[one side]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora