Uno; Malditos platos

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Inocencia Pasional; 01



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—¡Vaya, bribón, de verdad te atreviste a aparecer!

YukHei notó como todos los ojos se enfocaban en él. Su hermana y sus cuatro empleadas; todos los ojos lo miraban. Sonrió un momento como él lo sabía hacer, lanzando su mochila a una de sus empleadas, mientras se despojaba de su casaca de cuero negra, deslizándola por su cansado cuerpo de veintitrés años para luego echar un vistazo a lo que tenía al frente. La casa estaba igual a como lo dejó hace tres semanas, lo único que había cambiado era la mesa del comedor, que estaba atiborrada de todos los platos habidos y por haber. Su sonrisa sinvergüenza se ensanchó, mirando ahora a la que era su hermana.

—¿Por qué no aparecía? ¿Acaso no enviaron al chófer para que vaya por mi?

—No sé, pensé que te quedarías por ahí, haciendo lo que te gusta...

Puta. ¿Haciendo lo que le gusta, dijo? Bueno quizá, Irene tenía razón. Cada vez que llegaba de viaje, se iba a cualquier pub cercano y terminaba follando a media ciudad. Si claro, era extraño que hoy no se encontrase "haciendo lo que le gusta".

—¿Por qué? ¿Alguna de tus amigas está disponible, hermanita?

—Imbécil.

—Si es que es así, solo avisa y pásame su dirección. No, no, mejor diles a ellas que vengan para acá pues el que les hará el favor seré yo.

—Cerdo, creo que quieres morir.

YukHei reprimió una carcajada, lanzándole su abrigo en el rostro y caminó hacia la mesa vacía para sentarse y engullirse todo lo que sea posible. Si hoy no habría sexo, al menos había comida ¿no? Tomó un plato frente a la incrédula mirada de su hermana y lo llenó de fideos, llevándoselos la boca luego.

—YukHei que bueno tenerte temprano ¿Cómo te fue en China?

La voz de su padre lo detuvo en seguida. Los fideos tocaron su boca, pero esta no los probó. Se levantó en seguida, fingiendo la mejor sonrisa que podía. Su madre también lo miraba con el rostro más serio que había visto en su vida, repleta de esas estupideces enormes alrededor de su muñeca, sus orejas y su cuello.

—Pensé que venderían luego, tengo mucha hambre —hizo una reverencia mal hecha y se sentó se nuevo, echándole un ojo al spaghetti.— No paso nada interesante en China, la charla estuvo muy aburrida, pero hice lo mejor de mí, créanme.

Si, exacto, él había hecho lo mejor de sí; se había reventado todas las botellas del hotel, había tocado todos los culos expuestos en la piscina, había tenido sexo acuático, había llevado a su habitación a todas las que le fue posible y mientras asistía a la charla empresarial, había flirteado con señoras mayores que él. YukHei había hecho lo mejor de sí, de eso no cabía duda. Observó cómo todo el mundo se sentaba alrededor de la mesa.

Inocencia Pasional: LuTae; LuYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora