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Hiro se levantó esa mañana con mucho sueño, se colocó ropa que no oliera mal aunque claramente no estaba del todo limpia, con mucho esfuerzo logró amarrar su cabello en una pequeña coleta y con flojera bajó a la cafetería para ayudar a su tía pues Tadashi tenía una cita esa tarde y no iba a poder cubrir su turno.

Al llegar abajo, pudo ver a un trío de mexicanos que conocía bien comiendo y charlando en una mesa.
Los saludo rápido antes de entrar a la cocina y colocarse un mandil para iniciar sus labores.
Tomó los pedidos de la gente que más urgentemente lo requería y cuándo se calmó la cosa fue a la mesa de sus amigos a saludar y ver si querían algo más.

—¡Oye Hiro! ¿Ya llegaste?— Preguntó Marco a lo que el simplemente lo miró extrañado, ¿que acaso no lo había visto pasar hace un rato?

—¿De que hablas?

—Sí, que si ya llegaste.— El genio dirigió su mirada a Leo y a Miguel pero parecían tan confundidos como él.

—Ammm... Me ves, ¿no?

—Te veo, ¿pero ya llegaste?

—Sí.

—Bueno, ya te habías tardado en llegar a sentir algo por mí, pero me alegra que lo hicieras.— Sonrió de forma coqueta a lo que Hiro solo arqueo una ceja y rió por lo bajo.

—Ni en tus sueños, Marco. Hiro es mío.— Respondió Miguel claramente molesto y sonriendo de forma forzada casi golpeandolo con la vista, el músico de la familia de zapateros tomó la mano del azabache y lo atrajo hacía él, lo abrazó por la cintura de forma celosa sin dejar de observar a Marco el cuál solo se cagaba de la risa, le gustaba ver a su amigo celoso.

—¿No le vas a decir nada?—Preguntó Leo aunque Hiro no sabia a quien le preguntaba con exactitud.

—Yo si tengo algo que decir, en primer lugar no soy propiedad de nadie.—Aseguró mientras se separaba del abrazo con el rostro completamente rojo por el contacto que tuvo con Miguel.

—Y segundo, el único pendejo por el que tendría sentimientos definitivamente no eres tú. Enseguida vuelvo con su cuenta.— Aseguró ligeramente molesto dejando la mesa, aunque la razón de su hostilidad era el querer enmascarar la sensación que le trajo escuchar a Miguel llamarlo suyo de una forma si bien un tanto posesiva también era seductora.

—Oyeron eso chicos, definitivamente le gusto a Hiro.

—Te dijo pendejo...

—Sí, pero soy SU pendejo.— le respondió a Leo con una sonrisa boba y suspirando satisfecho, por otro lado Marco solo esperaba Hiro no le dijera a Kyle de ese intento de coqueteo o lo dejaría sin poder caminar al menos una semana...

Pensándolo bien, esperaba que se lo dijera.

Friendzoneame esta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora