Hiro se encontraba recostado boca abajo en su cama, llevaba ya toda la semana decaído y nadie sabía como alegrarlo.
Tadashi intentó llevándolo a pasear por la ciudad, Tía Cass preparó sus alitas favoritas, Fred lo invitó a comer noodleburgers, honey le regaló un dibujo, Wasabi le dio palabras de aliento, Gogo lo sacudió violentamente y le pidió que se animara a gritos. Pero nada parecía funcionar.Cuando se les acabaron las ideas fue turno para llamar la artillería pesada. Miguel llego al cuarto de su amigo apenas una hora después de que le hablaron. Tocó la puerta sin recibir respuesta alguna.
—Hiro, respeto tu privacidad como individuo, tocando la puerta. pero reafirmo mi autoridad como tu mejor amigo entrando de todos modos.— Afirmó el moreno antes de pasar y ver a su amigo en tan deprorable estado.
—Hey, ¿Estás bien, Hiro?
—Mhe, he estado mejor.— Aseguró el científico sentándose en el colchón y abrazando sus piernas con fuerza.
—Oh vamos, ¡no estés triste! Te traje gomitas.— Las tomó con desinterés y la dejo a un lado. Entoces Miguel supo lo grave que era el asunto en cuestión.
—Dime Hiro ¿hay algo que pueda hacer para ayudarte?— el azabache pensó por un momento ante la pregunta de su amigo.
—Bueno, hay estudios que afirman que dar afecto a las mascotas es algo que puede elevar el animo... Que dices, ¿me dejarías darte amor?— Preguntó Hiro sonriendo un poco y alcanzando la mano del músico con la suya.
Miguel se quedó congelado un momento, viendo como el pulgar de Hiro dibujaba pequeños círculos en el dorso de su mano, hasta que su expresión pasó de la calma a un ceño fruncido.
—Hiro... ¿Acabas de insinuar que soy tu perra? No, peor. ¿Me estás diciendo animal?
—¿De que hablas? Yo sería incapaz de hacer algo así, y si lo hiciera te darías cuenta porque tú eres un chico listo.— Dijo el genio en el tono tonto que usan todos al hablar con sus mascotas y ahora estaba más cerca al moreno y acariciaba su cabello como haciéndole piojito.
Miguel se dejo hacer con el contacto hasta que volvió a reaccionar.—¡Hijo de la chingada! No soy tu perro, cabrón.— Miguel se levantó de la cama y enrollo uno de los comics que había en la habitación antes de darle golpes al asiático con él, logrando que el genio comenzará a carcajearse de la risa. Miguel sonrió aplacando su ira, ese era el Hiro que conocía y del que estaba enamorado.
Le alegraba poder ayudarlo a sentirse mejor.—Oye chino, ¿Qué te tenia tan triste?
—Mmm... Nada, preferiría no recordarlo. ¿Vamos por una malteada?
—Dalo por hecho, Hiro.— Salieron del cuarto conversando y riendo. Todos los amigos del genio miraron impactados en la sala como bajaba como si nada después de unos minutos con el moreno, cuando ellos se habían pasado días intentándolo.
Nadie como Miguel para hacer a Hiro sentirse mejor, pero el genio se guardaría el secreto de su decaída emocional.
Cass entró a la habitación buscando limpiar el desastroso nido que Hiro se había creado. Pero al levantar la almohada para tomar la funda vio su nueva credencial como profesor del ITSF que apenas había recibido junto a una tableta que tenía un video pausado.
La curiosidad le ganó y reprodujo el video, el cual reconoció casi de inmediato. Era una vieja grabación que tenía en un vhs donde su hermana y su esposo jugaban con un Hiro de dos años y un Tadashi de seis. No sabia que Hiro la había transformado en un video del celular.—Mira, cariño. Hiro es muy listo.
—Nuestros pequeños son unos genios.— Afirmó el hombre que construia un pequeño robot de legos con Tadashi.
—Algún día vas a hacer grandes cosas Hiro, y estare muy orgullosa de eso.— La mujer abrazó con fuerza a su pequeño mientras sonreía.
—Cariño, prende la cámara para grabar.
—¿Que no esta prendida ya?— El video termina con el hombre avanzando hasta el aparato y Cass pudo sentir la nostalgia de su sobrino, ya comprendía su tristeza de esos días.
Al menos tenia a Miguel para alegrarlo,dejó sus cosas en el buro y procedió a lavar el nido de tristeza de su sobrino.
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Friendzoneame esta.
Hayran KurguHiro Hamada y Miguel Rivera. Mejores amigos desde pequeños, su cariño es tan grande y su confianza en el otro es tanta, qué se han convertido en el ejemplo perfecto de Bromance. Pero ¿hay algún sentimiento más detrás de todas las bromas? Imposible s...