Petra No Murió [Levi x Petra]

Capítulo 17: Lo que siempre sintió

Este capítulo está inspirado en los capítulos del manga en que Zeke y Eren visitaban las memorias de Grisha Jeager, espero que no sea demasiado confuso. Que lo disfruten

Para Petra, todo a su alrededor comenzó a moverse tan lento, podría jurar que el tiempo que tardó en caer al suelo fueron minutos, pero eventualmente, ella cayó al suelo. Sus ojos brillantes color ámbar se posaron sobre el amplio cielo que tenías sobre ella. Sintió frío en su abdomen, pero fue momentáneo, ya que justo después de aquella sensación, un dolor increíblemente fuerte le acompañó.

Ella soltó un grito de dolor intenso, y cerró los ojos al mismo tiempo que comenzó a sentir la sangre derramarse por su cuerpo, pero al abrir los ojos de nuevo, su entorno cambió...

Vio a su padre, en lo que parecía su casa. Él estaba caminando de un lado a otro, nervioso... era como si estuviese esperando algo, o alguien.

— ¿Qué demonios...? ¿Qué hago aquí? ¿Él es... papá? — Pensó ella al ver su realidad cambiada. — Padre... estoy aquí...

A pesar de que le habló, el señor Ral no reaccionó, seguía caminando en círculos por la sala de su casa, nervioso... Petra hasta se puso delante de él, pero simplemente no había reacción. No fue hasta que se puso delante de su padre, y este la atravesó como si de un fantasma se tratase.

— ¡¿Huh?! — Petra sintió extraño en el momento que él la atravesó, y entonces ella pasó a observarse su propio cuerpo, y se percató que tenía un aura extraña.

No es fácil describir la luz que rodeaba a la joven Ral, era un brillo fluorescente que apenas podías apreciar, pero que, si la quitabas, su ausencia se notaría claramente... Ya basta, ¿qué demonios está pasando? Lo último que recuerda es ver a la chica titán hembra acercándosele a gran velocidad, y después de eso despertó aquí... ¿Acaso... Petra ha muerto? Mientras ella pensaba todo esto, alguien llamó a la puerta de la casa, y ahora sí reaccionó el señor Ral.

Con gran velocidad se dirigió a la puerta de su casa, y la abrió de forma desesperada, del otro lado, se hallaba su hija, Petra Ral, pero con una edad realmente joven comparada con la actual, y el uniforme de las tropas de reclutas.

— ¡¿Q-Qué?! — Se preguntó Petra al verse a sí misma. — ¿Esto es... un recuerdo...?

— ¡Hija! ¡¿Y bien?! ¿Quedaste entre los 10 mejores? — Preguntó el señor Ral, dirigiéndose hacia su hija que recién acaba de llegar a su casa.

— No... lo siento papá. — Se disculpó cabizbaja, y notablemente triste por no llegar a ser suficientemente buena como para estar entre los 10 mejores reclutas. — Sé que me pediste que no lo hiciera... pero me uní a la legión de reconocimiento.

— ¡A la legión! ¡¡Acaso estás loca!! ¡Te dije miles de veces que es demasiado peligroso! ¡Ni loco, no te pienso dejar unirte allí!

Luego de aquello, padre e hija siguieron discutiendo por varios minutos, y sus voces sonaban con eco para la Petra actual. Estaba viviendo un recuerdo, pero de una forma diferente a como solía recordar las cosas. Esto era algo demasiado... real, como volverlo a vivir, pero desde otra perspectiva. Le pareció tierno como su señor padre no quería dejarla ir, temiendo por la seguridad de su pequeña, y sintió ese amor cálido en su corazón que sólo un papá y una mamá pueden dar...

De un parpadeo a otro, su entorno volvió a cambiar, y ahora se encontraba en un castillo de piedra, parecía una base militar, ya que Petra apareció en un pasillo, y vio a unos soldados pasar, ambos con la capa de la legión de reconocimiento. Al fondo del pasillo, estaba una puerta de madera, algo vieja pero muy limpia, y dentro de esa habitación se escuchaba un sonido metálico leve, pero se repetía constantemente.