Capítulo 33: La llamada de Eren

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Un tren llegaba desesperadamente a el fuerte Salta, donde observaban a los últimos dirigibles y aviones despegar, huyendo del terrorífico retumbar.

- ¡Deténganse! ¡Espérennos! - Gritaba el padre de Annie Leonhart, quien tomó como rehén al conductor del tren, ya que este se negaba a subir a Eldianos a su tren. Al final del día, todos iban a ser aplastados por igual.

- Oigan... ese humo... - Decía con terror un Eldiano que iba a bordo del tren, en un vagón que se supone era de transporte de animales ya que estaba vacío y lleno de heno por todas partes.

Por las rendijas del tren, se observaba una pila enorme de humo subir al cielo, casi podrías jurar que estaba llegando a la atmósfera y, aunque no estaba ni cerca, ya se podían sentir... el piso temblar, el calor que emanaban.

- Es el retumbar, nos ha alcanzado. - Dijo resignado y comenzando a asomársele lágrimas en los ojos.

- ¿Puedes acelerar? - Preguntó el padre de Annie, al conductor del tren, pero este en su desesperación, le ignoro.

- ¡Esos dirigibles! ¡Se dirigen al retumbar! - Exclamó alterado, ya que aquel acto era una de dos opciones, o una medida desesperada, o un acto suicida intencional.

Sin embargo, algunos de los pasajeros tuvieron esperanza en que eso sirviera de algo, ya que los dribles que recién salieron del fuerte Salta, comenzaron a soltar bombas sobre los titanes del retumbar.

Irónicamente, en la isla Paradis, mientras el hijo de Historia estaba naciendo... todas las personas del mundo estaban siendo masacradas por las pisadas impasibles de los titanes colosales. Algunos humanos se resignaban, se arrodillaban y empezaban a orar, esperando su hora, otros corrían hasta que sus piernas no daban más. Lo cierto es que ambos grupos de humanos compartían el mismo destino, sentir como sus cabezas eran llevadas hasta el suelo, sentir la presión que realmente era menos de un segundo y que, aun así, se sentía eterno, el cráneo romperse, sus ojos salirse de sus cuencas, sus órganos salir desparramados atravesando su piel mientras sus huesos también desgarran partes de la piel para convertirse en polvo y mezclarse con los litros de sangre, pero lo peor era para aquellos que no eran totalmente aplastados, solo parcialmente, sea sus piernas, su torso... y lograban vivir unos minutos más de agonía mientras su cuerpo está hecho pedazos, escuchando los gritos de agonía de otras personas que también no fueron del todo erradicados, sumado a la histeria de ver a sus amigos, familiares, o conocidos hechos puré al lado de ellos. Incluso hubo algunos humanos que lograron huir hasta el punto de alcanzar el mar, pero incluso en ese momento en que se lanzaban al mar, su destino estaba sellado.

- No puede ser... todas las naves se fueron... - La voz del conductor del tren sonaba desesperanzada. Los eldianos del tren llegaron al fuerte de Salta, pero ya era demasiado... demasiado tarde. - Todas salieron para el ataque... Serán responsables del destino de la humanidad.

- Este es un mensaje para la fuerza aérea y para todos los soldados de este fuerte. - Una voz sonaba desde una torre de control del fuerte, en un intento de dar coraje a los soldados a bordo de los dirigibles. - Es el ultimo fuerte de la humanidad. La responsabilidad de los soldados es enorme, pero no importa el resultado, al final, no son solo soldados, es nuestra responsabilidad como adultos... Solíamos odiar, sembrar el odio, creíamos en él como nuestro salvador. Le achacamos los problemas a "la isla de los demonios" y como resultado, ese demonio nació para regresarnos el odio que le dimos.

La cara del titán fundador salía del humo, con su tétrica mirada, sus ojos rodeados de un negro, observando fijamente al fuerte Salta. Los dirigibles sobrevolaban encima de Eren, y comenzaba el bombardeo. Algunos titanes fueron alcanzados por los barriles que usaban como bombas, no más de 10 colosales cayeron por esta acción, pero cuando estaban por caer sobre Eren, un titán en forma bestia emergió de los huesos del titán fundador, parecía mucho a Zeke, y este lanzó piedras blancas hacia los dirigibles, comenzando a derribarlos uno a uno en menos de 30 segundos. Los eldianos y marleyanos del fuerte Salta, solo podían mirar desesperanzados a sus dirigibles caer en llamas y ser aplastados por los titanes colosales.

Petra No Murió [Levi x Petra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora