Nuestro cuñadito

1K 66 184
                                    


Nota: Este es el mundo Kimetsu Gakuen (escolar)


-¿Un león?

-No...— Respondía una chica con los ojos entrecerrados y su cabeza apoyada en su mano.

-¿Una jirafa?

-No...

-¿Una foca?

-Ya te dije que es un animal completamente terrestre...

-Bien, bien, perdón

2 chicas quienes se habían quedado sin internet, estaban sentadas en la mesa de su departamento, jugando a "Adivina qué animal estoy pensando". Esto propuesto por la mayor de ellas.

-¿Un rinoceronte?

-No

-¡Un ornitorrinco!

-Te dije que-

-¡Eh! ¡Eh! ¡Es terrestre también!— Pudo corregirse, se sentía tan inteligente ahora.

-Iba a decirte que no es ovíparo

-¿Los ornitorrincos ponen huevos?

Ante esa respuesta, la segunda arrugó la nariz y frunció el ceño.

-Kanae, enseñas biología, ¿Cómo no sabes eso?

-Eeess que... no aprendí sobre ellos en la universidad— Decía tratando de excusarse— Además, los ornitorrincos están infravalorados

Shinobu suspiró cansada.

-Me rindo— Dejó caer su cabeza a la mesa.

-¡¿Qué?! ¡Pero si soy yo la que debe rendirse o no!— La pobre agitaba sus brazos quejándose, quería seguir jugando.

La tensión se rompió al abrirse la puerta del apartamento, Kanao había llegado.

-¡Hola hermanas!~

Alzó su voz mientras sus ojos brillaban y sus dientes destellaban un color blanco perfecto.

-Hola.../¿Eh?

Ambas estaban completamente extrañadas, ¿Quién era la chica nueva parecida a Kanao?

-¡Iré a mi habitación!~

Prosiguió dando saltitos por al lado de ellas, alejándose cada vez más.

-¿Y eso qué fue?

-No lo sé...

Desde que la menor de ellas fue adoptada, nunca la habían visto con tanta alegría.

Es decir, obviamente la habían visto sonreír y reírse, pero nunca a tal grado de destellar arcoíris con cada paso que daba.

-Oh no... ese día ha llegado— La ojimorada acercó una mano a su boca y sus ojos mostraban terror.

-¿Qué? ¿Qué es?...

-¡No pensé que fuese posible!

-¡Shinobu no juegues!, ¡¿A qué te refieres?!

-¡Rengoku-sensei! ¡Su alegría es contagiosa ahora!

-¿Eh?— Ahora estaba más confundida que antes.

-¡Tenemos que cubrirnos! ¡O alterará la personalidad de todos!... ¡Oh no! ¡Debo proteger a Tomioka-sensei!

La hermana de en medio siguió burlándose y fingir un tono de miedo hasta que la risa la venció. 

La ojirosa fue contagiada por la risa, haciendo que ambas carcajadas resonasen en la habitación.

Kimetsu No Yaiba | Mis One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora