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Era una tranquila y calurosa mañana de sábado, los pájaros volaban tranquilamente en despejado cielo mientras hacían su trinidad habitual al pasar sobre cualquier edificio, las nubes no hacían presencia dejando completamente limpio el azul celeste.
Y en la finca del viento donde 2 pilares albinos estaban desayunando tranquilamente sumidos en un silencio agradable y cómodo, cosa que pocas veces sucedía en esa finca.
—¡(T/n-Sama! ¡(T/n)-Sama! —Una gran ave blanca voló sobre los pilares, rompiendo así el simple silencio que tenían, molestando a uno y llamando la atención de la otra —¡Se le ha encargado una nueva misión!, al Oeste del pueblo más cercano han estado desapareciendo jóvenes muchachas.
El pájaro quedó posado en el hombro de la pilar femenina, mientra está aún calculaba lo recién dicho.
—Moooo, esta bien. —Se levantó de su tatami¹ y empezó a caminar hacia su habitación, por el contrario, su leal compañero se bajó de su hombro para quedarse sobre la pequeña mesa frente al pilar masculino
Cuando la albina salió del radar ocular, los que se encontraban en esa habitación comenzaron a hablar, extrañamente para ambos sin ningún insulto de por medio.
—¿Con quién irá y de qué rango es? —interrogó el pilar del viento al pájaro, ya se hacía normal para el pájaros escuchar esta pregunta ya que cada que la albina iba a realizar su misión Sanemi preguntaba distintas cosas.
Digamos que Sanemi era algo... Precavido con (T/n). Según él, una tonta como ella se podria meter en problemas fácilmente y si ella se metía en líos el que se tendria que hacer responsabe era él.
—Solá. —Comentó mientras rascaba su ala con su pico
—Está bie-... ¿¡Solá!? —Se atragantó con su té y comenzó a toser, era extraño lo que salió del pico de ave y más la reacción del Shinazugawa
—Lo que escuchaste.
—Nunca va sola a alguna misión, siempre va acompañada por alguien de rango menor. —Llevó una galleta que la mujer había preparado hace unos minutos a su boca
—Siempre existe una primera vez. —habló tranquilamente Kumo
—Oe, sabes quiero que la vigiles y si pasa algo me llames. —Murmuró de manera nerviosa el Pilar del viento al recordar que tan pronto la de luceros impar salga por esa puerta la casa entera quedara en un silencio que le helaba la sangre
—Piensas qué no lo iba a hacer, no seqa idiota —Vocifero el ave, era bastante extraño que ambos no tuvieran insultos de por medio en una conversacion "normal" del día a día
