》🌱《 Diluc

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Diluc

- ¡Esta parte de Monsdtadt está llena de margaritas voladoras! -exclamó Akame para si misma

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- ¡Esta parte de Monsdtadt está llena de margaritas voladoras! -exclamó Akame para si misma.

La chica se había dado el lujo de explorar un poco más allá de la ciudad, llegando a unos viñedos. No entró en la propiedad, se quedó en los alrededores recolectando dichas flores. Tenía pensado hacer un medicamento nuevo, y necesitaba recolectar muchas margaritas voladoras y flores dulces. Ya se había pasado por Levantamiento, pero al no ser suficientes; caminó algo más lejos; llegando hasta el afamado Viñedo del Amanecer.

Akame había escuchado muchas historias sobre la mansión del viñedo y los propietarios. Conocía a Kaeya, que se había criado allí, y también conocía a Diluc; el actual dueño de la estancia. Pero al último sólo lo conocía de vista, de pasar algunas noches en la taberna con Aether y Venti. El pelirrojo solía ser el barman durante la noche.

Si es verdad que Akame tenía mucha curiosidad con respecto a Diluc, quería conocerlo mejor. Mona le había dicho que el pelirrojo ocultaba más cosas de lo que todos pensaban, y eso había encendido la chispa de la intriga en Akame. No era quien de meterse en los asuntos de los demás, pero a los ojos de la chica, Diluc era alguien que necesitaba un abrazo y palabras reconfortantes.

La chica seguía recogiendo margaritas voladoras por los alrededores del viñedo, mientras tarareaba una melodía aleatoria.

- Disculpe, no puede recoger esas flores, pertenecen al viñedo. -dijo una chica con uniforme de criada.

- Ah... yo...-susurró ella- Como estaba a las afueras pensé que podía...

- Tienes mi permiso para seguir recogiendo flores, Akame. -dijo una voz gruesa, y el cuerpo de un chico se interpuso entre ellas dos, protegiéndola.

- Señor Diluc, discúlpeme. -la criada se fue de allí más rápido de lo que había aparecido allí.

El pelirrojo se giró, y se agachó hasta quedar a la altura de Akame, que se escondía detrás de su cesta de paja llena de margaritas voladoras. Diluc tomó la cesta con delicadeza, y con su otra mano apartó varios mechones de la cara de la chica. Ésta se sonrojó ante el cálido tacto de sus manos. El chico se levantó, y con su mano libre tomó la de Akame, levantándola. Entrelazó sus dedos con los de la chica y comenzó a caminar, obligando a la contraria a caminar también.

- Voy a mostrarte más lugares con margaritas voladoras. -ella asintió- No te sientas mal, tienes mi permiso para recolectar las flores que quieras y venir cuando quieras, eres mi invitada especial.

- Muchas gracias, señor Diluc.

- ¿Señor? -el chico rió con suavidad, una bonita melodía para los oídos de Akame- No hace falta que me trates con tantas formalidades.

原神インパクト | genshin impactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora