Albedo, chief alchemist of the knights of favonius
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Albedo y Akame habían empezado a salir hace mucho tiempo, pero casi no se conocen de nada.
Albedo es el alquimista más reconocido de todo Mondstadt. Su estudio está en la montaña nevada que separa su región y Liyue, y prácticamente vive allí.
Akame es una de las miembros más activas del gremio de aventureros. Anda todos los días de un lado para otro, y pasa la mayoría del tiempo muy, muy lejos de Mondstadt.
A causa de esto, ellos dos casi nunca -por no decir nunca- pasan tiempo juntos. Únicamente se hablan para preguntarse que tal el día, y poco más. Aun así, están juntos como pareja. Nadie sabe cómo fue que empezaron a salir ni como es que ninguno dejó al otro debido a su situación. Pero si les preguntas, ambos te responderán que son muy felices juntos.
Akame se encontraba escalando una parte de la montaña nevada en ese momento. Tenía que comunicarle algo a Albedo de forma inmediata, sería la primera vez que hablarían tanto.
La chica llegó al campamento de su pareja tiritando del frío que tenía. El rubio la vio e inmediatamente la guió hasta una de las antorchas cercanas. Albedo también le proporcionó uno de sus abrigos a la chica, depositándolo en sus hombros con delicadeza. Akame se abrazó a si misma mientras disfrutaba del olor a cecilias de aquel abrigo.
— Albedo... -dijo ella una vez dejó de tiritar- Klee... está en peligro...
— ¿Klee? Pensé que estaba con Jean.
— ¿No te llegó una carta de un tal "rey Dodo"? Mira, te enseño la mía. -le entregó aquel extraño papel con olor a quemado.
— Comprendo... ¿Sabes dónde es el lugar que indica la carta?
— Sí. Le pregunté a Venti, tenemos que ir con el dragón. -Akame estornudó tras decir aquellas palabras.
— Ten. -dijo Albedo entregándole un vaso con un líquido rojo burbujeante- Es una poción térmica, te ayudará a no coger un resfriado.
— Muchas gracias. -dijo ella bebiendo con cuidado el contenido de aquel vaso.
Cuando se acabaron de preparar, ambos descendieron Espinadragón, evitando cualquier pelea con hilichurls; no había tiempo que perder. Akame caminaba algo asustada por la textura del suelo, podía resbalarse y caer por el precipicio en cualquier momento. Es una aventurera sí, pero esa situación le generaba mucha ansiedad y miedo. Albedo tomó con delicadeza la mano de la chica, ayudándola a caminar para no caerse. Era la primera vez que se tomaban así de la mano. Akame notó algo de calor en sus mejillas, pero pensó que era la poción haciendo su efecto.
Llegaron a Levantaviento -dados de la mano- y allí encontraron al bardo y a Razor.
