Finn Swanger ha vivido años en un estado de conformismo, donde su familia y único amigo han sido su centro de consuelo del cual no desea salir.
Tiene una fatal suerte en el amor y tras cumplir veinticuatro años sin poder salir con nadie, acaba rindi...
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Estuve inconsciente alrededor de sólo diez minutos (sí, noqueado con un solo golpe... Qué vergüenza) y bastó para que Mackenzie llamara a una ambulancia.
Es decir, fue una de las cosas más vergonzosas que me pasaron de la vida.
Lo peor fue que nos supe lo que ocurrió con Mackenzie y Érick hasta varios meses después, una historia que no contaré de momento para al menos hacer que compartan una pequeña parte de la intriga que yo sentí.
Dado que mi contacto de emergencia era Odette, ella fue la primera que vi luego de haber sido trasladado al hospital más cercano y despertado en una camilla en el área de urgencias.
—¿Qué fue lo que ocurrió? —preguntó ella tan pronto como llegó.
Yo sólo solté un gruñido que parecía más bien ser un sollozo atorado en mi garganta.
—Me golpearon por intentar ser amable —solté, sin siquiera atreverme a mirar a mi hermana—, y luego caí inconsciente.
—¿Eh? ¿Te noquearon con un solo golpe?
—¡Ese tipo tenía mucha fuerza y es más serio de lo que parece! O eso creo... Yo... ah, cállate.
Odette se rió entre dientes y se sentó al pie de la camilla. Múltiples ruidos de los diferentes pacientes que nos rodeaban era lo único que impedía que ahondara un silencio que a mí me habría resultado incómodo.
—Mamá y papá están en camino —informó ella, balanceando sus pies sobre el borde de la cama y tomando mi mano en gesto de consuelo—. Ya hablé con el doctor y dijo que sólo quiere verificar que no hayas tenido una contusión, y que una vez que lo haga te dará de alta.
Asentí con la cabeza, rascando mi cuello y sintiéndome como si estuviera fuera de lugar en ese hospital, aunque quizá sí lo estaba después de todo.
Sólo permanecí ahí como una hora, ya que después de que llegaran mis padres y West (sí, el idiota podía decir lo que quisiera, pero también se preocupaba por mí) me dieron de alta, alegando que no había recibido ningún daño perjudicial a la cabeza, así que únicamente me pusieron una ferula nasas ya que al parecer lo que sí me había roto había sido la nariz.
—Dime quién fue el que te golpeó y entre Odette y yo vamos y lo apaleamos —dijo mi padre con seriedad seriedad una vez que volvimos a casa en su auto, dado que mi hermana y West habían venido en taxi y yo, bueno, pues en ambulancia. Él se hallaba sentado en el asiento del conductor junto a mi madre, mientras que nosotros estábamos en la parte trasera, cosa que habría resultado más complicada de no ser porque Odette era más pequeña que West y yo.
—Agradezco la oferta —respondí con un ligero atisbo burlón—, sin embargo, no necesito que mi hermana menor y mi padre me defiendan... Además, fue un malentendido y creo que parte de mi culpa.
—No cuenta si lo dices tú —intervino West—, hasta donde sabemos puede ser ésa tu inseguridad hablando... Ah, debes admitir que este fue un final interesante para tu cuarta cita.