2.02

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Libertad

Los días pasaban como bala, T/n había perdido la noción del tiempo. Unos cuantos años nuevo había festejado con Fredrick. Si no mal contaba fueron 3 exactamente. Ella sigue sin saber el año, día, mes o semana. Era algo que solía causarle frustración, pero con el paso del tiempo todo eso se fue perdiendo. Estaba casi irreconocible, había adelgazado mucho, su mirada y sonrisa no eran las mismas, su cuerpo no era el mismo. Todos los días T/n miraba por la ventana con esperanza de ver a su familia pasar por ahí. Nunca estaba sola en casa, siempre había alguien cuidando la entrada para asegurarse de que ella no escapara de ahí. Lo único interesante que hacía de vez en cuando era dibujar, en esos dibujos T/n plasmaba todo lo que estaba pasando en ese momento, era una forma de desahogarse.

- ¡T/n! - se escucha la voz del señor a lo lejos - ¡Ven, te tengo que contar algo! - grita emocionado. La menor sin ninguna expresión en su rostro sale de la habitación, baja las escaleras y se dirige al comedor y se sienta en su lugar - Tengo malas y buenas noticias -le dice dejándole su plato con un sándwich en el, acompañado de unos macarrones con queso y un vaso de agua. El hombre se sienta frente a ella y le da un mordisco a su comida - La buena es que probablemente te vayas de aquí - confiesa con su boca llena. T/n al escuchar eso levanta su mirada y empieza a sentir un pequeño cosquilleo en la parte inferior de su estómago

- ¿En serio? - pregunta con un tono bajo y el hombre asiente

- Si. Resulta que un amigo mío quiere comprarte

- ¿Comprarme? ¿Qué soy? ¿un maldito producto? - contesta molesta y él la mira serio

- El quiere bailarinas para su bar. Y si, no eres más que un producto. Pero te tendrían más que consentida, tu tranquila que iré a visitarte todos los sábados por la noche - dice Fredrick mientras pone su mano en la pierna de T/n. Ella la quita rápidamente

- Es muy tarde, ¿no crees? - la menor mira el reloj y el hombre suspira

- Tienes razón...- se levanta de su asiento y termina de beberse su jugo de naranja de un sorbido - Maquíllate, te quiero lista para cuando llegue. ¿Si? - la mira directo a los ojos. Se acerca lentamente a ella y le deposita un beso sobre su mejilla - probablemente sea mi última noche contigo aquí en esta casa y lo quiero disfrutar. ¿Me harías ese favor?- le pregunta dulcemente y la chica solo traga saliva y asiente mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

T/n no puede evitar caer en llanto cuando escucha el portazo de la puerta. ¿En qué momento pasó toda esta mierda?. La impotencia era demasiada. Sentía coraje, tristeza, desesperanza, enojo. Eran tantas emociones mezcladas que no podía describirla solo con una. Su corazón empezó a latir muy fuerte, su respiración se empezó a agitar haciendo que cada vez sea más difícil respirar, un dolor en su pecho empezaba a agrandarse, sus manos y piernas temblaban, su sudor era cada vez mayor y su miedo aumentaba cada vez más.

- No... No de nuevo- dice entre grandes y rápidos suspiros. Como puede se levanta de la mesa y se dirige a una esquina. Abraza sus piernas y pone su cabeza entre ellas esperando a que pase.

Horas más tarde

T/n se encontraba en su cuarto terminando de ponerse un labial rojo. Se veía realmente hermosa. Su cabello atado con un listón blanco formando una cola de caballo lacia, una ligera sombra azul acompañado de un delineado grueso sobre sus ojos, sus pestañas lucían rizadas y largas, un poco de rubor en sus pómulos y sus dientes perfectos. Hacía años que no se arreglaba tanto. En verdad veían bien sin todos esos moretones por todos lados, sus piernas lucían impecables como si nadie las hubiera forzado, sus brazos un poco delgados pero de color uniforme como si no los hubieran apretado y su cara...su cara se veía perfecta como si nadie la hubiera golpeado. En su cara se empezaba a formar una sonrisa pero esta desvaneció al ver a Fredrick entrar por la puerta con una bolsa de plástico en manos.

UNA TAZA DE CAFÉ NEGRO (five y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora