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Langa

Estaba por irse en la patineta. Cuando la profunda voz del mayor resonó en su cabeza, dios, el no era un pervertido, pero en ese momento estaba sintiéndose tan caliente solo con escuchar la voz del mayor.

Sintió nuevamente el agarre del mayor en su mano, pero esta vez fue más duro su agarre, se quejó en voz baja por el pequeño dolor que le causó, aunque en realidad ese simple toque más rudo lo hizo encenderse más. Mierda, realmente estaba caliente, y no solo poco.

No pudo siquiera tratar de zafarse nuevamente del agarre, se encontraba demasiado débil y lo sabía, así que no pensaba en alejarse sabiendo que no tendría oportunidad.

En cuanto sintió la respiración del mayor en su oído y ese susurro con esa increíble voz que en ese momento lo estaba poniendo duro, cerró los ojos con fuerza, tratando de no soltar ningún ruido que delatara cómo se estaba sintiendo en el momento.

Pensó en responder, pero sabía que su voz se cortaría y quizás gemiría en vez de lograr formular palabra alguna.

Lo que Adam le mencionaba en parte sabía que tenía razón, pero en parte tampoco estaba tan idiota como para no saber que quizás el mayor querría aprovecharse. No le molestaba la idea, pero en realidad de pensarlo se sentía tímido.

El peliazul terminó cargándolo en sus brazos, Langa por inercia se sostuvo rodeando el cuello del mayor. Lo metió dentro del auto con cuidado, estando ya dentro de este notaba que sus piernas seguían temblando a más no poder.

En cuanto escuchó las palabras del mayor no pudo evitar sorprenderse ante lo que dijo. Estuvo por objetar respecto a eso, pero la aproximación del mayor, entrando en su espacio personal lo sorprendió, sentir su respiración en su cuello, y los leves roce de su nariz lo estaban alterando demasiado. Mordió su labio tratando de no soltar ningún gemido o jadeo.

Demonios, las palabras susurradas del mayor contra su cuello lo estaban enloqueciendo, en ese momento estaba que tiraba su dignidad a la mierda. Sintió la mano del mayor acariciar su cintura apegándolo más a él. En cuanto sintió esa misma mano bajar hacia sus muslos no pudo evitarlo y jadeó.

El calor era intenso, esa camiseta que traía puesta lo estaba asfixiándose en ese momento. Aún con las manos del mayor acariciandolo, y con su rostro entre su cuello no lo pensó ni dos veces más y terminó sacándose la camiseta.

—E-estoy bien, pero -no supo ni cómo pudo pronunciar eso estando en su estado. —tengo mucho calor, demasiado -fue sincero. Echando su cabeza hacia atrás contra los asientos, dejando más espacio libre para el rostro del contrario.

Su dolor de cabeza había pasado, pero sentía dolor, estaba tan necesitado en ese instante, quería ser tocado, acariciado, manoseado, sabiendo que eso podría ayudarle a sentirse mejor.

—A-Adam, ayúdame -fue lo único que pudo pronunciar antes de acercarse por completo al cuerpo contrario, escondiendo su rostro en el pecho del contrario, y enredando sus manos alrededor de su cuello. —Por favor... -pidió, por alguna razón lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. Era demasiado para el estar junto a un alfa en ese momento, sentía que se quemaba. Y que sólo estar allí sintiendo las caricias del contrario podían tranquilizarlo levemente. Terminó subiéndose a como pudo en el regazo del peliazul, sintiéndose más caliente al sentirse encima del bien formado cuerpo del contrario ahora escondiendo su rostro contra el cuello contrario.

No estaba pensando con claridad y lo sabía más que nada, el jamás habría hecho eso estando cuerdo, no sabiendo qué hay una tercera persona allí con ellos, y mucho menos por el hecho de que el no tenía ninguna experiencia respecto a ese tema.

Bad or good luck?; Adanga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora