Bad or good luck?; Adanga.

21

Langa

Tragó en seco, sintiendo su cuerpo temblando a causa de todo el placer que las sobrestimulaciones estaban causándole.

Las palabras frías del mayor lo hicieron estremecerse. Sabía que no debió haberle dicho que podía hacérselo como quisiera, pero no terminaba arrepintiéndose, después de todo en el momento lo estaba disfrutando, sin pensar en cómo estaría la mañana siguiente.

Escuchar los roncos jadeos por parte del mayor, con cada dura embestida que arremetía a su cuerpo, lo estaba matando, pronto volvería a ponerse duro, y eso ya le estaba siendo dolorosamente placentero.

El sonido obsceno de sus pieles húmedas chocando con fuerza parecía doloroso, pero en realidad era todo lo contrario, Langa estaba disfrutándolo demasiado.

De repente sintió como el mayor se detuvo, y salió de su interior, sintiéndose rápidamente vacío, bufó al respecto. Girando su cabeza para voltear a ver al mayor fugazmente.

Y de un momento a otro tenía al alfa arrodillado frente su mirada. Eso fue sorpresivo para el, sintió el fuerte agarre en sus cabellos por parte del peliazul, para hacerlo alzar su cabeza hasta su entrepierna. Tragó en seco en cuanto vio la palpitante gran ereccion del mayor frente a su rostro.

Tenía los labios entreabiertos, deseosos al tener allí frente a su vista semejante ereccion.

Se descubrió entonces salivando, deseoso de finalmente tomar toda esa carne en su boca y ahogarse en ella si era necesario.

Sintió el glande del miembro del mayor rozar sus labios, lamió sus labios y dio una rápida lamida también al glande. Eso le parecía exquisito.

A su mente regresó ese recuerdo cuando vio a Cherry y Joe juntos. ¿Sería capaz de hacerlo bien?

Tenía su mirada atenta en el miembro del mayor, muy apenas pudo prestar atención a lo que el mayor le mencionó. Jadeó por el excitante placer dolor que le causó cuando el mayor jaló más fuerte de su cabello.

Separó sus labios al instante para obedecer la orden del mayor.

Algo torpe aun y sus ojos se pusieron en blanco antes de cerrarse con la sensación. Sus labios temblaron al sentir la intromisión y de repente su boca estuvo tan llena, completamente ocupada al punto de hacerle doler un poco delante de sus orejas.

El hecho de sentirse guiado por el alfa le hacía pensar en el placer que todo aquello le provocaba. Esa mano en su cabello, jalándolo con fuerza, y la forma imponente en la que Adam le indicaba qué hacer eran tan incitantes como pocas cosas.

El agarre en su pelo se apretaba más y escuchó al alfa gemir. Definitivamente no estaba preparado para escuchar un gemido como ése, pues todo su cuerpo se estremeció peligrosamente. Abrió de nuevo sus ojos, descubriendo al mayor extasiado. Sus párpados apretados y su cuello estirado hacia atrás, disfrutando perdidamente la sensación.

Langa no necesitó otro incentivo además de ese para empujar y tratar de tomar todo lo que podía. Su boca estaba siendo follada con firmeza y rapidez. Quería seguir tomándolo en su boca, suavemente empujando y aflojando sin separarse del todo, usando sus labios para presionar y humedecer aun más toda la piel que tenía a su disposición.

No sabía si lo estaba haciendo bien o mal, solo hacía lo que quería, él mismo disfrutando aquello más de lo que esperaba hacerlo. A ratos miraba a Adam, encontrándolo cada vez más cerca del éxtasis y verlo así era incluso más incitante. Le encantaba saber que era él quien lo ponía en ese estado, quien lo llevaba a tirar más de su cabello y gimotear, tembloroso y desarreglado.

Decir que no le sorprendió cuando sintió el semen dispararse dentro de su boca sería una mentira. La sorpresa le hizo retroceder, pero Adam lo presionó hacia abajo, obligándolo a engullirlo entero mientras se corría directo a su garganta. Por un segundo, Langa se sintió confuso, pero una vez que entendió lo que sucedía, sintió como también terminaba corriéndose nuevamente, ahora salpicando sobre el colchón y su propio abdomen. Aquello era tan morboso, tan sucio y placentero. No le molestó que Adam no avisara, mucho menos que lo obligara a tomarlo, por el contrario, lo adoró y una vez que el mayor lo dejó ir, jugó con el pegajoso líquido en su boca, saboreándolo antes de tragar.

Su respiración estaba agitada por completo, sentía que podría desmayarse con todas las sensaciones que estaba sintiendo en tan poco tiempo. ¿Eso era todo? No estaba seguro si podría continuar con eso, su cuerpo le decía que si, que no se detuviera nunca hasta la mañana siguiente, pero su mente le decía en voz baja que no era buena idea tanto en la primera vez.

No pudo sostener más sus rodillas y terminó desplomándose en el colchón. Pero no apartó en ningún momento su mirada del mayor.

Sintió su cuerpo vibrar, mierda, ¿de verdad necesitaba más que eso? ¿Cuanto más podría durar antes de desmayarse?

Ocupó la poca fuerza que le quedaba para, incorporarse y luego empujar al mayor sobre el colchón, dejando caer su cuerpo desnudo sobre el del contrario. El solo toque lo había hecho gemir nuevamente. Es que de solo sentir sus pieles húmedas juntas, lo hacía perder la cabeza.

—Si necesita más de mi, puede seguir satisfaciéndose tanto como quiera -susurró Langa al oído del mayor, escondiendo su rostro entre su cuello y clavícula, para comenzar a dejar besos húmedos allí mismo, lamiendo y succionando unas cuantas veces más.

Es que se había percatado que hacer ese tipo de cosas, lo hacía sentirse satisfecho, amaba escuchar los gemidos y jadeos salir por parte del mayor. Y comenzó a pensar, deteniendo su cuerpo de todo lo que estaba haciendo en ese momento.

Lo que estaba ocurriendo en ese momento entre ellos, ¿podría volver a darse?

O solo sería una simple noche de sexo para Adam, eso le parecía más coherente, sabiendo cómo era el alfa, pero por alguna razón muy profundamente en su interior esperaba que esa noche volviera a repetirse. Una y otra vez.

Se incorporó sosteniéndose con sus manos sobre el bien trabajado pecho del mayor, lo miró fijamente a los ojos, esa mirada carmesí que lo traía loco. Fue inclinándose hacia su rostro con lentitud, tomó su mejilla suavemente, sus agitadas respiraciones se entrelazaban, terminó uniendo sus labios, en un cálido, pero necesitado, muy necesitado beso por parte de Langa. Después, no supo ni cómo se atrevió a lamer con suavidad los labios del mayor, para ir tratando de que sus lenguas comenzaran una batalla, quería que el beso fuera más alocado y salvaje.

La sensación de sus cuerpos desnudos rozándose lo hacía gemir entre el beso, pero no lo detuvo.