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Se sentía mejor al siguiente día, después de todo problema, siempre se sentía mejor cuando había sido perdonado y después de descubrir que lo que comió no tenía veneno.

Renjun se sintió más que feliz en la mañana siguiente de desayunar junto a los dos príncipes, el más pequeño entró en el gran comedor siendo atraído por Jaemin para sentarse en su regazo para compartirle de su comida.

Para todo el reino, Renjun era el mejor entretenimiento para los príncipes, pero para ambos, era el mejor regalo que les pudo traer la navidad.

Encontrar al pequeño chino abandonado, en medio del frío con una fuerte hipotermia, deshidratación y casi muriendo de inanición, fue el mejor regalo que pudieron pedir en su terrible relación.

Una relación forzada por ambos reinos para unirse, ambos príncipes demasiado caprichosos para aceptarse en la vida del otro y asegurándose que tendrían amantes durante el tiempo que estuvieran casados y comprometidos, pero desde el día en que llegó el pequeño chino al palacio, ambos dejaron sus diferencias para unirse teniendo un solo amante.

¿Quién diría que la única pieza que los uniría sería él?

Jaemin tomo un poco de los huevos revueltos en su tenedor acercándolos a la boca del pequeño, sonriendo con ternura cuando los comió con esa linda sonrisa.

—Mi bebé es tan lindo—Jaemin tarareo feliz de verlo comer.

Era difícil que su pequeño comiera, desde que encontraron la desnutrición severa que tenía, decidieron cambiar las normas de la escuela para darle comida saludable, las familias reales estuvieron de acuerdo cuando Jeno presento todo un discurso ante la corte del beneficio que había en una buena alimentación, cosa que disgusto a muchos, pero si los príncipes lo hacían para su beneficio nadie podía quejarse, nadie excepto Renjun.

—Me contaron que te saltas los almuerzos de la escuela a pesar de que te los sirven—Jeno comentó mientras comía de su propio desayuno, secretamente su pecho ardía de celos al ver como Jaemin se quedaba a Renjun para él solo, pero sabiendo que terminaría por pasar lo mismo con el más pequeño después, lo dejaría pasar por ahora.

—¿Por qué no quieres comer? —Jaemin le recriminó dándole una pequeña palmada en su muslo—Hicimos ese menú especialmente para ti y sigues rechazándolo—

Renjun lo miró con aquellos lindos ojos de cachorro, esta vez esperando que el príncipe menor ignorara aquello y continuara consintiéndolo, llenándolo de besos y de palabras bonitas.

Jaemin le miró unos segundos, tomo la carita del chino y comenzó a besar las suaves y regordetas mejillas, luego beso los lindos y brillantes labios aprovechando el final para darle una pequeña mordida en una de sus mejillas.

—Tienes tanta suerte de ser tan lindo—

Renjun sonrió feliz de salirse con la suya nuevamente, se recargó en el pecho de Jaemin abriendo su boquita esperando a que el otro le alimentara, Jeno sonrió profundamente cuando el otro príncipe obedeció dándole una tostada con mermelada para que el más pequeño la mordiera.

Ese era el único ser humano capaz de tener a aquellos dos príncipes en la palma de su mano.





Se suponía que sería un día como cualquier otro, Jaemin le daría muchos besos en la entrada, Jeno le daría un par de consejos o recomendaciones después de recordarle lo mucho que lo amaban y después de prometer no volver a salir de la escuela, lo dejarían en paz, eso fue lo que paso, entró a su salón de clases y todo el día fue normal, hasta que llegó la hora del almuerzo.

Cheessecake [Norenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora