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A pesar de tener tantas reglas cargando sobre su espalda, a Renjun nunca le importaron la mayoría, cualquiera se sentiría sofocado en el lugar de Renjun, pero el más pequeño se sentía más libre que nunca, podía romper las reglas que quisiera sin importarle demasiado lo que pasaría porque Jeno y Jaemin siempre le recordaban cuando lo amaban.

Miró el helado entre sus manos derritiéndose lentamente, cayendo y haciendo que sus manos se sintieran pegajosas, estaba bien, pero estaba demasiado perdido en sus pensamientos con sus parpados caídos para ponerle atención a Haechan a su lado.

Habían pasado meses desde la vez en que Jeno se las ingenió para sacar a ese chico de la escuela y del reino, un par de palabras entre ellos en la cafetería y aquel chico, que era un Lord, casi había salido del reino por su cuenta, suspiró por el recuerdo, su mejor amigo le contaba muy feliz de cómo se había comprometido con un príncipe, peo no tenía suficiente energía para mostrar alguna clase de sonrisa, estaba feliz por su amigo, pero demasiado triste por sus horribles pensamientos.

—Tiene una linda sonrisa aunque es un poco torpe, pero es divertido de molestar y...—

Renjun apenas escuchaba, asintiendo ocasionalmente, estaban sentados en mitad de la plaza conversando, demasiado metidos en su propio mundo para ponerles atención a las personas que les tomaban fotos o hablaban de ellos.

Si alguien le hubiera dicho hace un par de años a Renjun que su vida sería de esa manera, se habría reído en su cara.

Un helado en su mano, cuando era pequeño tuvo el sueño de tener uno para él solo, no uno que tuviera que compartir con el resto de huérfanos ansiando probarlo mejor que solo una pequeña lamida, deseando tener uno propio.

Gimió intentando reprimir un sollozo, presiono el helado entre sus manos, se estaba desperdiciando pero no podía comer, tenía un nudo horrible en su estómago y garganta.

No merecía eso, no merecía eso, no importaba lo que le dijeran, no podía dejar de pensar en todas las palabras que le dijeron algún día.

Un esclavo como él no merecía ni una gota de felicidad.

—¿Sucede algo? —Las palabras de Haechan lo sacaron de sus pensamientos, levantó su mirada llena de lágrimas sin derramar hacia su mejor amigo, los ojos de Haechan llenos de preocupación.

—No—Renjun movió su antebrazo para limpiar su rostro y le sonrió a su amigo, fingió ver la hora en algún letrero y se puso de pie—C-Creo que debo irme, no quiero llegar tarde a la cena—

Le entregó el helado derretido a su amigo, Haechan solo le miró levantarse e irse sin saber exactamente qué hacer, suspiró profundamente mirando el helado en su otra mano, él ya tenía uno casi terminado y que el más pequeño no hubiera probado ni un poco del suyo...algo iba mal en la cabeza de ese ángel.

Haechan lamió el helado de Renjun negando bajo con la cabeza.

Esa iba ser una tarde difícil para Jaemin y Jeno.







Renjun suspiro mientras se bajaba del auto, su mochila en su espalda, miro aquella linda parte del palacio donde vivía y camino para subir las escaleras lentamente, sus piernas temblaban como si fuera la primera vez que estaba ahí, demasiado asustado para pensar, quería ver a los príncipes, lo deseaba, quería que sacaran esas ideas de su cabeza.

No mereces esto, no mereces esto, no mereces esto.

Una sirvienta abrió la puerta para él dejándolo entrar, el más pequeño le agradeció con una tierna sonrisa antes de entrar en silencio sintiendo un escalofrió por su cuerpo cuando escuchó algo parecido a un grito.

Cheessecake [Norenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora