Bajo el mar

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–Te quiero– susurró el muchacho, mientras acariciaba las brillantes escamas de su cola–. No me imagino mi vida sin tí–. Añadió y depositó un cálido beso en la frente de su amada.

Y ella se aferró a sus labios, sumergiéndolo en las heladas aguas del mar. Para allí juntos poder estar por toda la eternidad.

 Para allí juntos poder estar por toda la eternidad

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