6. Universidad.

45 9 22
                                    

****TW: en este capítulo se trata el tema de la ansiedad y algunos de sus síntomas, aunque no de manera muy explícita.****

-------------------------

Akaashi revisa una última vez el papel ante sus ojos, la carta que le ha llegado esta mañana y que le esperaba en el descansillo de la entrada cuando ha vuelto de entrenar sigue encima de la mesa, abierta y la agarra entre sus manos temblorosas. No se lo cree. Ha entrado. De verdad ha entrado. Su madre se ha ido hace un rato y su padre lleva semanas sin pasar por casa. Cree que su teléfono está en el recibidor, junto a su bolsa de gimnasia, sus zapatos y su abrigo, probablemente si su madre entrara ahora en casa le empezaría a gritar y con razón, pero no puede contenerse más. Tiene que gritar, de lo contrario todo lo que está pasando ahora mismo podría ser un sueño. Tal vez sea eso, un simple sueño, no es la primera vez que le pasa, en los últimos meses se ha repetido una, otra, otra vez, pero con un final muy diferente a este, en todos los sueños el sobre llegaba y decía lo mismo, "lo sentimos, no ha sido admitido", "no es apto", "mediocre", "no da la talla", "insuficiente", no se cree el papel que tiene ante sus ojos y que le dice que lo ha conseguido, que en menos de tres meses estará estudiando literatura en la universidad de Tokio.

Ha pasado tanto tiempo desaparecido entre libros, apuntes, esquemas y subrayadores que teme enfrentarse a sus amigos cuando vuelva a dar señales de vida. La última vez que habló con ellos, cree recordar, todavía no había empezado la última época de exámenes, hace ya más de un mes. Se había disculpado con todos, con Kei, con Kuroo y sobre todo con Bokuto, los nervios por los exámenes, unido a los fines de semana repletos de partidos, competiciones y los entrenamientos lo único que habían conseguido era que se agobiara tanto que había tenido que ir a urgencias en varias ocasiones por ataques de ansiedad. Había empezado a frecuentar una psicóloga que le había ayudado a esclarecer un poco sus ideas y sobre todo que le había enseñado que lo que le pasaba era más común de lo que creía y cómo aprender a gestionarlo, más o menos.

Se borró las pocas redes sociales que utilizaba y, aunque una vez a la semana hacía videollamada con sus tres amigos, se perdía muchas cosas. Entendía que ellos también estaban liados por la cara de sueño con la que Kuroo aparecía en la pantalla cada noche que hablaban, rodeado de café y bebidas energéticas, él había intentado beber una de esas en alguna ocasión y lo único que consiguió fue una noche de taquicardias y sensaciones horribles. Incluso había reducido su dosis de café diaria a una taza. Bokuto tampoco parecía mucho mejor, sus ojeras eran mucho más marcadas y parecía que había adelgazado varios kilos en las últimas semanas. Su equipo de la universidad había pasado de ronda en uno de los torneos más importantes y eso le obligaba a dedicar mucho más tiempo a los entrenamientos que antes, y mucho menos al estudio, y aunque no le hiciera mucha gracia, él también estaba de exámenes y tenía que aprobar todas si quería mantener la beca deportiva que le habían ofrecido. El que mejor parecía llevarlo era Kei, cuya única preocupación, además de intentar ayudar a Hinata y Kageyama a no suspender ninguno de los exámenes, o al menos, a no suspender más de dos asignaturas, eran sus amigos y lo mal que se veían. Le daba un poco de miedo pensar que eso era lo que le esperaba a él, noches y noches sin dormir, estudiando, leyendo y volviendo a repasar, una y otra vez, añadiéndole el volley si es que se planteaba seguir. Pero a Kei todavía le quedaba un año, todavía podía aprovechar ese tercer año de la preparatoria con su mejor amigo y, dentro de un par de meses, futuro capitán del Karasuno. Todavía recuerda la explicación de Kei cuando Tadashi se enteró de la noticia, su cara al escuchar que iba a ser él, no Kageyama, ni Hinata, ni el propio Tsukki, sino él, quien se iba a encargar de los demás, recuerda perfectamente los ojos brillantes de Kei mientras les cuenta cómo su mejor amigo lloró al enterarse.

Akaashi, en Tokio, tiene la misma duda que Kei, ¿Qué hará ahora? ¿Seguirá con el volley? Una parte de él no concibe seguir su vida sin ese deporte, pero tampoco va a engañarse, si continuaba jugando era porque sus compañeros se habían convertido en sus amigos, porque le habían nombrado capitán, porque se lo debía, a todos, a Bokuto, pero dejó de importarle tanto cuando el chico de cabello teñido se marchó a la universidad y había llegado un punto en el que no lo disfrutaba, no como antes. Lo ha hablado con su psicóloga en varias ocasiones, demostrando la preocupación que siente cada vez que algo deja de gustarle, apasionarle, no ahora, pero hubo una temporada no hace mucho, cree que antes de hacerse amigo de Kei, en que de pronto todo lo que le interesaba dejó de hacerlo, no fue mucho tiempo, volvió a la rutina rápido y se obligó a seguir unos horarios más marcados. Una época en la que se sintió vacío, sin ningún tipo de motivación, en la que el sólo hecho de intentar salir de la cama se le hacía demasiado complicado, tiene miedo de volver a eso, necesita mantener la cabeza ocupada en cualquier cosa, y no le vendría demasiado mal un trabajo para poder pagarse los gastos y dejar de depender de su madre. Ha mirado alquileres de apartamentos y precios de residencia cerca de la universidad, no sabe si estaría dispuesto a despertarse todos los días a las cuatro de la mañana para poder llegar a tiempo a clase, coger el metro atestado de gente y repetir el mismo trayecto a las tantas de la noche. Quizá un lugar más cercano le de un poco de margen y si termina dejando el volley igual un trabajo no estaría tan mal.

Dancing in the Moonlight. (Bokuaka, Tsukkikuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora