Es la tercera vez que Akiteru toca a la puerta de su habitación para preguntarle lo mismo. Desde que sus padres llamaron, hace ya dos días, para avisar que iban a quedarse en Roma y no iban a volver a casa por Navidad, algo de unas tormentas, dijeron, Akiteru ha estado intentando convencer a Tsukki de que le diga a Akaashi que vaya a casa para esas fechas. "Al menos un día, podría venir, podrías presentármelo formalmente, si quieres, si queréis". Sabe que el mayor lo hace con buena intención, que lo único que le pasa es que está preocupado, las navidades nunca han sido la época favorita de Kei y su hermano sabe que tiende a darle demasiadas vueltas a la cabeza cuando está solo, y últimamente parece más miserable que de costumbre. Tal vez debería preguntarle a Yamaguchi, igual él sabe qué pasa por la cabeza del rubio para no ser capaz de concentrarse más de cinco minutos en lo mismo. Le ha observado intentar estudiar y nunca le había visto tan frustrado y cabreado con un mismo libro, le gustaría que pudiera confiar en él lo suficiente como para contarle qué pasa por su cabeza, pero sabe que si le insiste mucho se cerrará en banda y todo habrá sido en vano. Tiene que acercarse a él con cuidado, sonsacarle información poco a poco, de lo contrario está seguro que ese libro que retuerce entre sus manos acabará estampado en su cabeza.
Tras una nueva negativa sale de la habitación de su hermano y cierra la puerta. Se pregunta si Saeko tendrá los mismos problemas con su hermano, igual ella sabe qué hacer, qué puede decirle a Tsukki para hacerle sentir mejor. Le manda un mensaje con unas simples palabras "SOS, HERMANO MAYOR EN APUROS" y camina a su habitación para vestirse, conociéndola, Akiteru está seguro de que no tardará mucho en llamar al timbre de su casa, así que se apresura y se despide de Kei sin volver a entrar en su habitación.
Desde la comodidad de su cama Kei escucha cómo su hermano cierra la puerta de casa y vuelve la atención al teléfono, a quien le muestra. Hace días que empezaron con las videollamadas, cree recordar que fue a él a quien se le escapó el dedo la primera vez, que Akaashi simplemente contestó, con un semblante cansado y de sueño, Kei ni siquiera se había dado cuenta que había estado contemplando su última conversación desde las 5:30 de la mañana.
- Mi hermano dice que deberías venir a pasar un par de días de Navidad a casa, aprovechando que no están mis padres. La verdad es que no sé cómo le voy a explicar que la película que se está montando en la cabeza no es la más acertada.
- Seguro que has estado alimentando sus fantasías, deberías decirle la verdad.
"Hablarle de Kuroo", sabe que Akaashi se refiere a él aunque no diga su nombre, aunque lleve sin nombrarlo desde la tarde de la barbacoa, ni siquiera le ha preguntado si terminaron por arreglar las cosas, simplemente ha dejado el tema, esperando a que el rubio se lo cuente cuando se sienta preparado. El problema es que Tsukki no se siente nunca preparado para hablar del ex capitán del Nekoma, sobre todo ahora que no está tan seguro de lo que siente, o más bien, que está seguro de lo que siente por Kuroo pero no está del todo seguro de si Kuroo es la única persona por la que siente algo. Se ha metido en la boca del lobo con todo esto y ahora no sabe cómo aclarar su cabeza. Tal vez Akaashi tenga razón, tal vez si habla de una vez por todas con su hermano, le cuenta lo que le pasa igual soluciona algo, igual deja de sentir esa presión tan fea en el pecho que no le deja dormir y que le obliga a levantarse temprano.
- ¿Qué estudias? Si estás muy ocupado puedes colgar, no me voy a morir por quedarme tirado en la cama sin hacer nada.
- Estás enfermo, si te quedas tirado en la cama sin hacer nada durante más de dos minutos significa que estás más enfermo de lo que imaginaba. ¿Estás seguro de que sólo es un catarro? ¿Te has mirado la fiebre?
Empezó a encontrarse mal a los pocos días de que les dieran las vacaciones, al principio sólo era un ligero dolor de cabeza, por leer demasiado con mala luz, se dijo a sí mismo, pero pronto empezaron los estornudos y ese dolor de cabeza no remitió, es el tercer día que lleva sin moverse de la cama, aguantando cómo su hermano le trae sopas y trapos que se han pasado toda la noche en el congelador intentando que le baje un poco la fiebre. La verdad es que sí, si se queda un día más en la cama sin hacer nada va a volverse loco, incluso echa de menos entrenar con el dúo de raritos, aunque tendría que estar al borde de la muerte de verdad para admitir eso en voz alta.
ESTÁS LEYENDO
Dancing in the Moonlight. (Bokuaka, Tsukkikuro)
Fiksi PenggemarTsukishima Kei no lo tiene muy complicado, al menos eso cree. Lo único que debe hacer es dejar de pensar en el estúpido excapitán del Nekoma que le manda mensajes cada cinco minutos (con muchos más emoticonos de lo que en verdad le gustaría admitir...