𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽

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Lisa tal vez pensó que se veía un poco estúpida allí, pero tenía un pequeño complejo de puntualidad, incluso si no había dormido en toda la noche y los ojos le ardieran como el infierno ante el sol que se había escapado de entre las nubes esa tarde fría.

Estaba a un lado de la puerta, frente a uno de los grandes ventanales que aquel café tenía. Desde afuera se veía lujoso y bonito, completamente distinto al café que solía recurrir con sus amigos.

Tal vez era algo obvio si es que estaba en la parte ricachona de la ciudad.

Rosé le había citado anoche a las cinco y ahí estaba parada como una idiota a las cuatro cuarenta y cinco. Se detestaba a veces.

Había estado debatiendo consigo misma si era buena idea entrar y esperarla en una mesa, o si esperar a que faltasen sólo cinco minutos para las cinco y entrar.

De cualquier forma, Rosé le estaba mirando desde una de las mesas por el ventanal dentro del café con una de sus oscuras cejas enarcada y Lisa no pudo sentirse más patética mientras se acercaba a la mesa.

—Para la próxima te citaré una hora después y yo estaré una hora antes—Lisa odió la mirada burlona de la pelinegra.

—De todos modos, usted ya está aquí—se sentó en la silla frente a ella.

—Deja de hablarme de usted, puedes tutearme y tuve una pequeña reunión hace una hora aquí, decidí quedarme pues veía un gasto de dinero inútil en un taxi si te vería a ti luego—explicó tranquilamente, acomodándose los lentes de la otra vez mientras leía la sección de noticias del periódico que tenía doblado a su lado.

Lisa se sentía un completo insecto asqueroso en esa cafetería, pues las personas presentes allí llevaban trajes de negocios o una buena pinta elegante que la dejaban a ella en lo más bajo con su pinta zarrapastrosa casual.

Llevaba una sudadera vieja negra y unos pantalones de chándal, pues iba a ser una simple reunión con la terapeuta en un simple café común y corriente... En la parte ricachona de Seúl.

—Parezco vagabunda—comentó, sintiéndose tonta porque aquello debería haberse quedado como un pensamiento.

—¿A qué te refieres?—Rosé alzó unos segundos su mirada hacia ella. Lisa se sentía analizada a toda hora siempre que ella la miraba en especial, y le molestaba.

—A que ando con esta ropa mientras todos aquí andan de trajes y corbata... Tú te ves—la miró de arriba abajo, un saco oscuro de tejido crepé, un pantalón twill gris, una camiseta con cuello alto negra ajustada metida debajo del pantalón, zapatos cerrados también negros y con plataforma. Llevaba una coleta, no muy alta, con dos mechones fuera delante—Te ves bien—omitió decir que se veía completamente como una sexy mommy multimillonaria—Rosé crispó sus labios ligeramente tras la expresión enfurruñada de la castaña.

—Debo decir que despiertas mi curiosidad como nadie, Lisa Manoban—admitió, volviendo su mirada al periódico.

—¿Y eso es bueno?—Lisa descolgó el estuche de su cuello, dejándolo a un lado de la mesa con cuidado.

—No lo sé—espondió—¿Te gusta la fotografía?—cuestionó tras ver la marca de la cámara pintada en el estuche.

—Me dedico a ella, trabajo para una agencia.

—Oh, ¿cuál?

—Vixxeu's—respondió con algo de timidez, no estaba acostumbrada a que indagaran en su vida personal. Lo cual era algo irónico si es que hablaba de su pene muerto con Rosé, una terapeuta.

—¿De verdad? Me encanta la sección Vida al desnudo de la revista principal. Tanto en vista profesional como personal—Lisa apreció por unos segundos una sonrisa ladina de la pelinegra y sintió una pizca de satisfacción ante su comentario, pues ella era prácticamente la que hacía posible esa sección en la revista.

➥ 𝐬𝐞𝐱𝐮𝐚𝐥 𝐭𝐫𝐨𝐮𝐛𝐥𝐞 ❥⥤𝑪𝒉𝒂𝒆𝑳𝒊𝒔𝒂⥢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora