Visualmente inesperada

Caminata

Estaban ya los jóvenes trotando cuando se les unió Andrés.

El oficial que allí comandaba volteó y mirando a Andrés y frunció el gesto. Viéndole batallar en cada vuelta con muletas:

- ¿Por qué sigue la caminata el circuito de este modo?

Andrés intentaba a duras penas alcanzar al resto pero solo lograba seguirlos a una milla de diferencia: -Porque no me gustaría depender de un traje.

-Pues usted solo dependerá de mí cuando se quiera ir. Después de esto seguirá corriendo o lo que sea que esta haciendo en ese ridículo cojear hasta pasado el anochecer. - le hizo saber el oficial.

El grupo que corría lo alcanzo desde atrás pasando una vuelta más un joven al verlo se detuvo y acercándose a Andrés comprendió la situación y riendo continuo con los demás después de decirle- Para mí que no eres más que un holgazán.

Ya era avanzada la noche y Andrés seguía empujándose para adelante con sus muletas. La campana sonó indicando que ya era hora de dormir así que completo la vuelta y vio al soldado joven de la tarde esperando ahí. Al verle el soldado le ofreció una bebida y dijo:

-Realmente te gusta hacer esa clase de papelitos ¿no? - Andrés acepto la botella agradecido- Me llamo Robert, Roberto

-Andrés ....¿Ya cenaste?

-Cenar! No ya oíste la campana? Hubo cena pero desgraciadamente no habrá para ti. El horario es muy estricto. Pero hay ventanas...¿Tienes hambre?

Andrés asintió. Ya que estaba iguales fueron por las afueras del comedor. Y Roberto le enseño mostro como remover los fierros en las ventanas para entrar. La ventana por donde entro era pequeña y al bajar de ella. Se encontraba el comedor, un salón amplio en el que cabrían 200 personas sentadas y con los codos chocando al merendar. Roberto, agachado avanzo donde la cocina pero oyó ruidos. Acercándose aún más no se paraba de oír a alguien hurgando. Un muchacho se encontraba en el almacén.