Capitulo 4

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Lorcan Larume

Dazzle, noreste de Sacred Moría
Tierras de la Corte Falacia

Los murmullos y risas cesaron al momento que entre con Atalía de la mano, Todo los presentes guardan silencio y miran embobados a la chica a mi lado.

Le doy una ojeada, su rostro es la misma seriedad, luce apagada. Y todo por mi, disfruto el sufrimiento que intenta ocultar.

El castillo de la Corte Falacia, está tan lleno de personas que sinceramente me impresionan, las tres cortes y sus líderes estarán o ya están aquí, no imaginé que asistirían todos. Después de todo quien confiaría en mi o en mi gran corte de mentiras y engaños.

—Es tan bonita—susurran. Toda la atención está puesta en ella.

—Exquisita.—varios hacen el aman de acercarse, lo impido dándole miradas a todos. Saben que provocarme ahora no sería lo mejor. Me encanta el miedo que siembro en ellos.

—Silencio—mi tono hostil no toma por sorpresa a todos. Saben cómo soy, o bueno, lo que les hago creer. Tomo con cuidado la delicada mano de Atalía, quien ve a todos lados sin perder detalle. Observa a las cortes y la curiosidad se percibe en ella, tanto que ni siquiera se molestó en que tocará su mano.—Les presento a Atalía, la princesa de las sombras.

La multitud estalla en aplausos, alagándola por su belleza en cada momento. Me preguntó que sentirá ahora, digo, nunca ha salido del castillo. Toda su vida oculta por la inseguridad de su madre por perderla, tal vez ella sabía que era muy débil y que nunca iba a ser capaz de protegerla. Ahora que está muerta eso lo confirma.

Cuando la jalo para caminar, la gente se acerca, admirándola como si fuera un tesoro en una única exhibición. Me preguntó si lo disfrutará, si es igual de ambiciosa que su madre.

Poso mi mano en si cintura descubierta, da un respingo y me mira.

—No me toques—advierte y pellizca mi mano.

Rio amargamente y frunce su seño.

—No creas que disfrutó tocarte—le susurro al oído—me das asco

Entrecierra los ojos y no dice nada más.

—Padre…—Gaelick se atraviesa, me muestra una sonrisa antes de perder la mirada con la mujer a mi lado.

—Hola de nuevo princesa—su tono no me pasa desapercibido y se que busca conquistarla.—Luces espectacular.

—¿Es en serio Gaelick?—las dos chicas a su lado se ven ofendidas—que tienen todos con esta que no dejan de mirarla.

El tono de las chicas es con la intención de ofenderla. Seguramente pertenecen a la corte protervia, la envidia y celos las delatan.

—Es que mírala, es un enigma precioso que muero por descifrar.—mi hijo la alaga y eso no hace más que molestarme. Es nuestra enemiga lo menos que quiero es que se obsesione.

Miro de nuevo a Atalía quien nos ignora y se va rodando los ojos. Me odiara, o solo lo finge. No sé ve dolida con la muerte de su madre, me atrevo a decir que tampoco con la de su hermana. Parece que en momentos logra olvidarlo. En mi mente está que la entrenaron muy bien, o simplemente nunca le importaron.

—Largo—chasqueo los dedos a las chicas sin siquiera mirarlas.

—¿Cómo has estado padre?, Te he extrañado.

—No intentes algo con ella—le advierto. Miro a mi alrededor buscando señales de los líderes de las cortes.

—¿Porque?

Reino de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora