Capitulo 5

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Guerra de poder Parte 1

Atalía Romanteur

Los nervios que siento recorrer por mi cuerpo son escalofriantes, no me imaginé que sería tan agobiante tener la atención de todos.

Escucho aún las risas y la música suave proveniente de la sala, el pitido constante en mi oído que aprecio de la nada me causa una sensación molesta. Estoy totalmente segura que el mundo es aterrador, ver por primera vez a todas la cortes fue impresionante, tan diferentes a la vez, la seguridad en sus pasos, la fuerza que emiten o la autoridad que fácilmente me podría haber puesto de rodillas ante ellos.

La presión que conlleva ser la líder de cualquier corte es agotadora, y no necesito liderar para saberlo, y es que el respeto que les tienen a sus líderes no creo que sea tan rápido de ganar.

Un mareo repentino me hace detener el paso, me recargo mientras inhaló aire y lo dejo salir lentamente por la boca.

Susurros, alguien susurra a mi oído.

Esta bien, déjalo Atalía.

Parpadeo varias veces.

Mátame, yo no lo lograré.

Caigo al frío suelo, el mareo sigue ahí y sin razón lágrimas escapan de mis ojos, siento un dolor en el pecho, y el nudo en la garganta. Duele.

—Escúchame—me susurran. No sé que es real y que no.

Siento las palmadas en mi mejilla mojada por las constantes lágrimas, me sacuden de un lado a otro

—¿Quién eres?—pregunto, mi vista está borrosa.

—Recuerda, Atalía, tu hermana y madre murieron, tu estás secuestrada.

Siento un olor extraño en mi nariz.

—Eso es…—vuelve a hablar.

Me hago a un lado vomitando un líquido negro, mi vista de recupera y el mareo se va. Los pasos se alejan y quedó sola en medio del pasillo.

Con la respiración agitada y las dudas al mil.

Me levanto como puedo, sin ver el líquido que salió de mi, y recordando de nuevo todo, mamá y Nairea si murieron y Lorcan jamás fue un encantador hombre, como me lo hizo creer en esa ilusión perfecta.

Mis ojos desenfocan y observó todo distorsionado, me aferró de las paredes y intento caminar.

Yo tengo que salir de aquí…

Me voy por el camino más corto, no conozco bien este grande castillo, sin embargó no soy tan estúpida para no encontrar una salida.

Entro al primer cuarto que se me atraviesa, cierro la puerta tras de mi y me encamino hacia la ventana, si algo muy riesgoso, pero nada que me pueda matar.

No es mucha la altura, o eso es lo que quiero creer, respiro antes de pasar un pie por la ventana, el vestido me lo dificulta todo y dejo caer mis tacones al suelo.

Una… Dos… Tres.

Un agarre se aprieta en mi cuello, abro los ojos intentando voltear a lo que me impide saltar. La miro y me deja caer al suelo de la habitación. Tomo mi cuello con mi mano e intento tomar aire y cuando la volteo a mirar de nuevo una sonrisa de suficiencia se le escapa.

—Luzya—escupo con desagrado.

—¿Ahora quien es la más poderosa?, ¿Ah?—me patea con su tacón para después tomarme del cabello.—Pasius—susurra.

Reino de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora