Capítulo 4: Saudade

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QUEDAN 3 DÍAS

Sirius se despierta con el sonido de los gritos.

Saltando de la cama, coge su varita y la adrenalina corre por sus venas. Sus piernas tiemblan cuando sus pies tocan el suelo. Ninguno de sus amigos está en la cama.

Sale silenciosamente de su dormitorio y pisa algo mojado. Mira hacia abajo y ve charcos rojos y salpicaduras en el suelo. Ve pequeñas huellas rojas. 

Regulus. 

James.

Remus. 

Peter.

Es todo lo que se le pasa por la cabeza mientras corre por el pasillo con los pies cubiertos de sangre. Pasa corriendo por delante de los baños que parecen ser el origen del caos. No se detiene a investigar. Lo único que le importa es encontrar a su hermano y a sus amigos. Así que ignora el pegajoso golpeteo de sus pies contra el suelo de madera, por miedo a detenerse y entender bien por qué demonios está corriendo. 

Corre hacia los dormitorios de Slytherin y grita buscando a su hermano. 

-¿Sirius?-.

Al darse la vuelta con un pequeño alivio que aligera su pesado corazón, Sirius encuentra a su hermano coloreado de verde.

-¿Qué te ha pasado?-.

-Algún imbécil puso tinte en las duchas. Cada casa tenía los colores de su casa en sus duchas, por eso soy verde-.

Cada casa se cubrió de sus colores. Colores. La de Gryffindor es roja. Esto significa que no ha corrido por la sangre sino por la pintura roja.

Sirius resopla y luego suelta una risa hasta reírse a carcajadas. Envuelve a su hermano en un fuerte abrazo que es más sofocante que afectivo.

-Creí que nos estaban atacando-, burbujea Sirius mientras abraza a su hermano con más fuerza; las piernas aún le tiemblan, -creí que podrías estar herido o algo peor-.

-Del lado de los atacantes-, dice Regulus con frialdad, con los brazos firmemente pegados a los costados.

Sirius suspira y se separa de su hermano. -No, creí que podrías estar muerto-.

Regulus parpadea sorprendido, -bueno, no estoy muerto y no estoy herido, así que ya puedes volver con tus amigos-.

No sabe por qué se siente tan sorprendido. Así ha sido su relación desde que Sirius dejó claro que se iba a ir de casa con o sin Regulus. Sabe que estuvo mal dejar a su hermano, pero no podía arrastrarlo a la casa de James sólo para que se fuera. Sirius sabe que si se quedaba más tiempo en esa casa se perdería en una nube de amargura, inutilidad y autodesprecio. 

<Sigue sin estar justificado dejar atrás a Regulus> susurra la mente de Sirius.  

-Bien-, dice en voz baja, -Cuídate cachorro-, Sirius comienza a marcharse pero recibe una respuesta de Regulus.

-Siempre estoy a salvo, Sirius, sobre todo con Voldemort cuidando de todos nosotros, pero por otra parte no lo necesitaría si tú estuvieras allí-.

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