Capítulo 7: Consequences

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SÁBADO

Lucius juguetea nervioso con su bolso mientras espera que sus padres entren en el salón.

Los había llamado para que se reunieran aquí y pudiera notificarles su pronta ausencia por el día.

Hoy es el día en que pasa la noche en casa de un... ¿amigo? Casa.

Sus padres entran en el salón y se sientan.

-¿Qué necesitabas?- Su madre dice sin rodeos.

-Voy a pasar la noche en casa de un amigo-.

-¿Y quién es ese amigo?-, pregunta su padre.

-Hadrian Slytherin-.

-¿De verdad?-, pregunta su padre, lo más parecido a la emoción que consigue.

-Sí. Somos amigos-.

Más bien futuros compañeros de juerga pero oye tomate tamato.

-Eso es maravilloso-, afirma su madre con la voz tan monótona como siempre, -asegúrate de que sigan siendo amigos-.

-Por supuesto madre-.

-Si eso es todo, entonces nos vamos-, dice su padre poniéndose de pie.

Salen a grandes zancadas de la habitación sin siquiera mirarse.

Lucius suspira y se levanta dispuesto a largarse de aquí cuando oye un fuerte golpe.

Deja caer su mochila y sale corriendo de la habitación, pero ya ve a sus padres en el suelo.

Al levantar la vista se encuentra cara a cara con Riddle.

-Hola Lucius-, le dice con una sonrisa siniestra, -es hora de que hablemos-.

❄️❄️❄️❄️❄️❄️

Quince minutos antes

-Madre-, dice Narcissa, acercándose a su madre en su estudio.

-Sí-, responde su madre, con la voz como el hielo y los ojos nublados y sin ver.

-Pasaré la noche en casa de Hadrian Slytherin con mi prometido Lucius-.

Los ojos de su madre se aclaran y la miran por primera vez en mucho tiempo: -¿El heredero de Slytherin?-.

-Sí, madre. Él y yo somos amigos, se podría decir-.

-Eso es genial-, responde su madre poniéndose de pie y caminando hacia ella.

Narcissa tiene que resistir el impulso de retroceder. Su madre nunca se había acercado a ella en un estado de felicidad, salvo cuando le confirmó que ella y Lucius estaban oficialmente comprometidos.

Su madre le apoya las manos en los hombros, -Siempre supe que tendrías algún valor y que me harías sentir orgullosa-, sus manos se tensan, -Asegúrate de que eso nunca cambie-.

-Por supuesto, madre-.

Su madre la deja ir, -puedes irte-.

Narcissa inclina la cabeza y sale de la habitación esperando que sus piernas temblorosas no llamen la atención de su madre.

Caminando hacia la sala de estar, coge su bolsa de dormir del sofá. Al sentir a alguien detrás de ella, no se molesta en voltear, ya sabe quién es.

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