"¿Por qué me enamore de ti? Me cuestiono diariamente , el amor es un sentimiento tan hermoso pero por ti he sentido solo sufrimiento"
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Maratón 3/3
Las flores caían, se había vuelto un ser miserable, el motivo de su propia vida y el rumbo que le iba a dar ya no le interesaba, estaba inundándose de flores, había pensado en tomar un pesticida o algo qué tal vez dañaría esos bellos brotes pero no tenía sentido, moriría, y aunque tenía unas grandes ansias de desaparecer, aún seguía esforzándose en seguir viviendo.
Habían pasado dos semanas desde que habló con Tamayo, el tiempo transcurría de una manera rápida y eso lo detestaba, tal vez sus días eran más cortos o realmente no los vivía, existía como una roca, inerte a cualquier situación y cada vez sentía menos alegría por hacer las cosas que amaba; Tanjiro era el único que si lo conmocionaba, y eso lo odiaba.
Había comenzando a tener un resentimiento hacia el pelirrojo, porque lo amaba tanto, detestaba esos sentimientos, el amor era hermoso, pero para el, su propio fin.
— Llegando al planeta Zenitsu...—alzo la vista encontrando unos azulados ojos, opacos y caídos, Muichiro tenía un rostro molesto— ¿estás ahí?
— Sí...
— Bueno, como te iba diciendo, este sábado iremos de paseo a Akihabara, falta poco para que empiecen a darnos más pruebas y trabajos, así que para poder relajarnos antes de aquellas desgracias deberíamos ir— El castaño observaba un poco asombrado al pelinegro, se veía extrañamente muy extrovertido y estaba diciendo muchas palabras, más de lo usual.— Bueno, ¿qué dices?
El castaño pensó un poco que responder, el bullicio de sus compañeros yéndose de la sala y los que se encontraban en el pasillo no le dejaba pensar tranquilo.
— Me parece bien, este sábado nos vemos en Akihabara—respondió no tan convencido.
— Perfecto, le podrías avisar a Tanjiro que debo ya irme a casa.
Muichiro se despidió con un gesto y se fue corriendo hacia la salida, ¿en que momento las clases habían terminado? Zenitsu soltó un suspiro y comenzó a guardar sus cosas, tenía una mirada sombría, sus ojos se veían ojerosos y un poco de bolsas se veían reflejadas, no había pasado buena noche. Con su mochila ya lista, se quedó sentado esperando a Tanjiro, mientras mataba el tiempo miro por la ventana y una silueta capturó su atención.
Shinobu Kochou.
Aquella fémina se movía apresuradamente por aquel jardín medicinal, escuchaba un pequeño tarareo, a pesar de estar a metros de ella su clara voz era escuchada con atención, le hablaba a las plantas en medio de melodías, todas aquellas palabras eran tan dulces que el castaño estaba sonrojado; no entendía el por que de sus reacciones pero no quito la mirada en ella. Algo le parecía muy interesante, como si Shinobu supiese lo que le pasaba, aunque eso sonaba bastante poco creíble pero no imposible.
