✨ Cap. 26 ✨

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Sigan dándole amor al Keo que después serán recompensados con el namjin
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Ken suspiró y forzó una sonrisa a sus amigos.

— Ya me tengo que ir chicos, fue agradable volverlos a ver —. Exclamó levantándose del asiento, acomodó su chaqueta negra sobre sus hombros despidiéndose de sus amigos sin siquiera mirar al omega.

— Bien —. Gruñó Taehyung — No te pierdas amigo, ten mi número — Este le extendió su número colocado en un papel y Ken lo guardo para poder huir de allí.

— ¡Ken! —. Escuchó nuevamente la voz rasposa y grave del omega llamarlo, esto lo incitó a celerar el paso.

Leo debía haberlo dejado ir, Leo debía recordar su orgullo, debía recordar que él no era dependiente de ningún alfa, menos de Ken. Pero la verdad es que no podía, había pasado unos días terribles y cada vez le era más difícil fingir que no le importaba no estar con su alfa, lo necesitaba tanto que no le importó correr tras él.

— ¡Ken! —. Gritó tratando de detener los pasos apresurados del alfa, pero era inútil, comenzó a desesperarse, no quería que se alejará, no quería que lo dejase solo.

Leo estaba débil.

Corrió nuevamente hacia él y lo tomo del brazo haciéndolo girar, se sintió inferior a su profunda y fría mirada, pero aún así no soltó el agarre, hace mucho tiempo que no sentía el calor de su alfa, y lo extrañaba muchísimo, tanto que su fachada de omega indomable cayó y ahora solo se veía él necesitado Leo, el necesitado Leo que necesitaba a su alfa, que necesitaba a Ken.

— K-ken por favor... —. Rogó en voz baja — No me dejes solo, t—te lo suplico.

Ken abrió los ojos sorprendido, Leo se mostraba sumiso y débil ante él, no podía soportarlo, por tanto que daño que le había hecho este, no podía soportar verlo así, su alfa le exigía ir a reconforta a su omega.

— Ven conmigo —. Susurró tomando la mano del más alto, pudo notar un sonrojo en las mejillas de Leo que lo hizo sonreír.

Caminaron hasta el auto del alfa, Leo no quería romper el contacto de sus manos, no quería dejar de olfatear el delicioso aroma que tanto había extrañado, deseaba caricias y mimos de parte de Ken, de nadie más que él.

Una vez en el auto y con la manos aún entrelazadas a petición de Leo, Ken lo miró con ternura y acarició la mejilla del contrario con su mano libre, sintiendo como el alto se estremecía, cerraba sus ojos y ladeaba la cabeza para más contacto.

— Tranquilo bebé —

Insistent [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora