: 🐺 ، ꒰ dos ꒱ ‹𝟹

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Las aves cantaban con el frío viento, el cielo estaba nublado y la blanca nieve cubría los techos de las casas del pueblo Ilusion. La forma de vida cambió cuando la inteligencia creció, ahora las viejas casitas de madera y hojas fueron remplazadas por acogedoras y hermosas casas de ladrillos y buenos materiales.
Lo que era un pequeño pueblito ahora parecía una pequeña ciudad dónde vivian los híbridos conejo.

Yeosang se había convertido en un hermoso Joven. Siendo el hijo mediano del lider del pueblo y era muy conocido por ser un hermoso muchacho de diecisiete años. Era muy amable y bondadoso, siempre ofreciendo su ayuda y ayudando a quines lo necesitaban.

Nunca olvidó el suceso con el lobo, se sentía agradecido con él, pues comprendió que lo había salvado de algo. Esos ojos cafés siempre se quedarían guaradados en su mente, nunca olvidaría la hermosa combinación que habían tomado los ojos del lobo en un brillante amarillo y naraja. Recuerda que ese mismo día corrió hasta sus padres y les contó lo sucedido en el bosque, pero estos no reaccionaron de una forma positiva en cambio le había prohibido acercarse nuevamente al borde del bosque.

Pero siempre lograba escaparse, jugaba con sus mejores amigos y siempre se sentía observado. Sentía que alguien le observaba desde los frondosos arbustos del bosque.

Justo cómo ahora, sentía una pesada mirada sobre él. Pero hasta cierto punto realmente no le incomodaba o asustaba. Quiso introducirse al bosque, pero unas fuertes pisadas tras su espalda lo hicieron detenerse.

—¡Yeosang!— era Taehyun, su hermano mayor —¿Qué haces aquí?— dirigió su vista al bosque.

—Sólo... Sólo quería despejarme y vine a dar una vuelta— sonrió logrando convencer a su hermano.

—Bien...— le miró con los ojos entrecerrados —Mamá dice que ya es hora de almorzar, vamos— Taehyun dijo sin más, regresando por dónde llegó.

El rubio asintió sin decir nada, volvió a mirar hacia el bosque y realmente queria saber por quien era observado desde la lejanía. Sus ojitos se abrieron con sorpresa al ver unos imponentes y atrayentes ojos de hermosos colores que resaltaban de una manera deslumbrante desde los arbustos.

Era él.

El frío viento le congelaba el hocico y la fría nieve le impedía mover sus patas

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El frío viento le congelaba el hocico y la fría nieve le impedía mover sus patas.
Hace unos momentos había visto cómo sus dos más fieles lobos y amigos eran cruelmente asesinados frente a él.

Los gritos de los humanos corriendo hacia él sólo lo alertaba y alteraban más, no podía parar. Forzaba su vista para ver entre el ya algo oscuro bosque, observando los arboles y arbustos con gelados a su alrededor. Temblaba del frío, pero no podía detenerse, tenía que ponserse a salvo de esos cazadores.

Detrás de él había un grupo de seis cazadores, corriendo y disparando sus armas con la intención de herir a ese viejo lobo. Seung no paraba de correr, pero un gruñido de dolor salió de su hocico, había sido herido.

Pero eso no lo detuvo, corrió y corrió.

Tomó algo de delantera y se alejó de los cazadores. Ya era un lobo muy viejo, no tenía la fuerza y energía suficiente. Cayó al frío pasto cubierto de nieve, resignandose a morir. Su pata sangraba y realmente no podía dar un paso más.

Pero cuando realmente creyó que sería su fin, un hombre mayor con orejas de conejo apareció en su campo de visión. El hombre se acercó a él, pero el lobo le gruñó, el conejo simplemente le hizo una señal para que entendiera que no le haría daño. El conejo adulto ayudó al enorme lobo a ponerse de pie, apresurando el paso en cuanto nuevamente los humanos se escucharon cerca.

Cuando el conejo adulto los puso a salvo se quitó su capa negra, extendiendola hacia el lobo herido.

—Transformate— le ordenó el conejo.

El lobo acató la orden sin rechistar, sabiendo a lo que se refería con el “Transformate.” el enorme lobo cambió a su forma humana, cubriéndose del fuerte frío y su desnudez con la capa que le había extendido anteriormente el otro hombre. Observó el lugar y divisó que se encontraba en el territorio de los conejos, justamente en el borde del bosque.

—No hables con nadie, sólo sigueme y por nada del mundo te quites la capa— ordenó, y el conejo adulto avanzó hacia el camino de su pueblo.

El lobo lo siguió, aún completamente adolorido y asombrado por lo recientemente ocurrido.

Había sido salvado por un conejo.

Había sido salvado por un conejo

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¡Lobito! ♡ Seongsang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora