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Erick estaba organizando las reuniones de la siguiente semana para Joel, cuando el mismo salió del ascensor con otra persona, caminando hacia su oficina.

Por eso yo creo que invertir en un 50% de mi cadena de...

-¿Erick?—

Erick volvió a ver hacia donde mencionaron su nombre, y al ver de quien se trataba intentó irse rápidamente, no contando con que lo iban a empujar contra la pared.

-Su-suéltame Zack-

-¿Crees que te voy a hacer caso, pequeña perra? Me dejaste con un jodido dolor de bolas en el baño de mi restaurante. -

—¡Sualtame Zack!—

-Golpeaste mis bolas con tu rodilla, Erick. -

-¡Intentabas abusar de mi, no iba a dejarme! ¡Suéltame! ¡Joel!-

-Oh, voy a terminar lo que...-

-Ha dicho que lo sueltes Zack –Joel salió de su oficina, pues había entrado sin darse cuenta de que Zack no lo seguía. No le estaba prestando atención luego de salir del ascensor.

—No, es una pequeña zorra y le voy a enseñar a respetar a los alfas. —

—¡He dicho que lo sueltes!-Joel agarró a Zack por detrás haciéndolo soltar a Erick, quien cayó al suelo, ya que por el agarre del alfa no llegaba a tocarlo.

-¿Qué te sucede, Joel?-

-Sucede que no voy a invertir en tus restaurantes, has intentado dañar a Erick!-

-¡Pero es solo un omegal-

-No es solo un omega, Zack, y estas realmente jodido después de esto.-

Zack se fue y Erick no podía moverse, sentía el pánico en su cuerpo, lo único que se podía oler era el pánico en todo el piso, a pesar de sólo ser Joel y él.

-Er, ¿Qué hago? Ven, vamos a la oficina. -

-¡NO ME TOQUES, NO!-

-Shh, Er cariño soy yo, Joel, no te voy a hacer nada amor, voy a llevarte a mi oficina, sí? Prometo que no te voy a hacer nada. -

Joel llevó a Erick a la oficina y lo sentó en uno de los sillones que habían ahí mientras Erick solo repetía que "no lo hiciera" apenas respirando. Joel estaba casi en la histeria, pues no sabía que hacer para calmar a Erick, así que solo agarró el té que se había hecho anteriormente y se lo acercó a la boca para que bebiera mientras le acariciaba el cabello intentando calmarlo.

Luego de unos minutos Erick pareció volver en sí, por lo que Joel se alejó para darle espacio.

– Lo siento mucho, señor Pimentel, no quería armarle una escena.-Erick aún no dejaba de llorar mientras le hablaba.

-Estoy seguro de que ni siquiera es tu culpa Erick, pero ¿qué sucedió?-

–Bueno... Zack era amigo de mi hermana y fuimos un día a comer a uno de sus restaurantes-paró intentando aminorar el llanto-yo solo fui al baño y él entró cerrando la puerta, diciendo que si tenía sexo con él me daría cualquier cosa que quisiera, gratis... Yo me negué e intenté salir pero él me pegó en la pared y comenzó a bajar- bajarse el pantalón, yo tenía tanto miedo, solo moví mi pierna doblada hacia arriba y el retrocedió, así que aproveché y salí de ahí... Yo, le conté a Lottie así que no volvimos ahí y ella simplemente dejó de comunicarse con él.-

—¿No pusiste una denuncia?-el llanto de Erick aumentó un росо.

-En la com-misaría sólo se burlaron de mí y comenzaron a hacer comentarios sobre mi cuerpo. -Erick se hizo una pequeña bolita en el sillón.

-¡Pero se supone que debían ayudarte! —

-Todo el mundo sabe lo que hace mi padre, nunca me toman en serio.-

—Pero eso no tiene nada que ver.-

-Claro que tiene que ver.-suelta una risa irónica. -Tiene una empresa de consoladores, Joel, y tiene un solo hijo omega.-

-No veo que hay de malo en eso.-

-Me tratan de zorra por eso, creen que por ser el hijo omega yo tengo que probar cada producto, incluyo llegan a decirme que soy control de calidad. —Erick está llorando más, y realmente detesta eso.

-Eso no tiene sentido, que seas su hijo no significa que tengas conexión con la empresa.-

-Lo siento, llevo reprimiendo ese gruñido desde que intentaron hacerle daño a Erick.-

-¿Intentaron dañar a Erick?-

-Subí con Zack, el de los restaurantes, a hablar de
negocios, y le intentó hacer daño, al parecer ya lo había intentado antes.-

-Oh, Dios, ¿cómo está Erick?-

-Está bien Zabd, por eso tardé tanto, estaba intentando calmarlo.—

-¿Calmarlo con unos besos? -movió varias veces sus cejas-

-Oh, claro que no Zabdiel, por Dios, ni siquiera le gusto.-

—No puedo creer que seas tan necio, claro que le gustas hombre.-

-Es como-imposible, es simplemente el omega más hermoso que he conocido, es imposible que yo le guste.-

— Ustedes dos son el uno para el otro, iguales de tercos, ah, pero cuando estén casándose, les voy a decir en mi discurso "se los dije", van a ver.-

-Si eso llega a suceder, abrimos ese hotel de lujo que tanto has insistido.-

-Recordaré eso, Pimentel.-

Mi omega huele a lo que me gusta (bananas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora