Red Hood // Izuku Midoriya

I

Consecuencias de una muerte indolora.

La ciudad era un caos. La confianza en los héroes se esfumó como el calor asfixiante de verano. Ya nadie se sentía seguro, incluso, ni la policía era tomada en cuenta para solucionar los múltiples problemas que afectaban a los ciudadanos.

¿Tanto cambió la sociedad en, aproximadamente, un año?

Luego del desastre, de aquel fatídico día, Japón era un lío en sí.

Como los héroes pasaron a ser una amenaza más, se crearon grupos extremistas que, en pequeñas comunidades, rechazaban todo tipo de ley o jurisdicción sobre ellos. Resolvían problemas a su manera, saliéndose, muchas veces, de la línea que separaba lo moral con lo inmoral. Sentían que solo podían confiar en ellos mismos, ya no en aquellas personas que tenían el rol de defenderlos de las amenazas sueltas. En contraste, ser un héroe, o hacerse llamar así, era lo mismo que marcar una sentencia de muerte ante los ojos de la sociedad; simplemente, nadie se siente a salvo con ellos y, a grandes rasgos, se convirtió en un enemigo potencial.

—Hoy es un año de t-tu... Un año desde que te fuiste al cielo. —Cierta niña hablaba frente a una lápida. Estaba vestida con un vestido rojo, medias largas y sus típicos zapatos negros. Adicional a esto, llevaba un símbolo pegado al pecho, como parte de la vestimenta, que se podía reconocer fácilmente: el escudo de la escuela más famosa.

La UA perdió, no solo el prestigio de años de trabajo, también, estudiantes con grandes talentos, confianza de la población y financiación del estado. Si el secuestro de un estudiante no fue suficiente para que la prensa amenace la estabilidad de la academia, la muerte de Midoriya Izuku casi provoca el cierre de toda actividad relacionado con ella. Un fallo más y recibirían el jaque mate que Nezu, como director, evitó que ocurriera antes. Incluso, los profesores fueron odiados hasta tal punto de meterse en sus vidas privadas, atacando a familiares y amigos. No hace falta decir que una ola de hojas de renuncias inundó la oficina del roedor.

—Y-Yo, ¡lamento no haberte visitado tan seguido! —Se inclinó ante la tumba—. Señor Deku, usted q-que está arriba mirándolo todo, sabe que es difícil venir hasta acá. —De nuevo, volvió a inclinarse en señal de disculpas—. ¡De todas formas, prometo intentar venir la próxima semana. L-lo juro!

All Might tampoco salió ileso. Con ayuda de Nezu desvió la atención de la prensa con respecto a que significaba el One For All, además de su relación con All For One. Aunque, los medios de comunicación no paraban de dar golpes en formas de letras o palabras, recordando el hecho de que traicionó a la persona que lo veía como un padre. Si su vida era una tren sin frenos que iba a chocar contra algo, quien sabe que o donde; ahora, los rieles, que lo mantenían en camino, desaparecieron. Ya no existía fe o esperanza puesta en él, tampoco algún cariño especial en su vida personal; quedaba un fuerte resentimiento merecido. Pasó un año, aún seguía pensando en su discípulo con arrepentimiento, incluso, entendió que no era solo el fin del héroe número uno, también de Toshinori Yagi.

—Sé que sigue enojado con All Might, sus amigos, F-familia... Así que, de nuevo, ¡pido perdón! —Alzó la voz—. Y-Yo, y-yo... Aprendí que es difícil vivir sin usted, sin el héroe Deku.

La clase 3-A se convirtió en el reflejo de la sociedad contextual: ninguna confiaba en otro, ni mucho menos en sí mismos. Algunas amistades se rompieron hasta llegar a cierto rencor irremediable. Aizawa no se salvaba de ello, ya que fue la persona que dio la orden de captura y la misma que se comió, por segunda vez, la mentira de La liga de villanos. Tanto Todoroki como Bakugo optaron por romper cualquier vínculo con sus compañeros, cada quien por diferentes razones. Yaoyorozu e Iida renunciaron a los puestos de mando de la clase, dejando a la deriva el mando de la misma. Asui fue excluida por decir la verdad que tantos no querían escuchar, pero no sé arrepintió de su decisión.