La cortina de agua

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Carnaval Isekai

Capítulo 7: La cortina de agua


Las Oneilas, eran una festividad donde se celebraban las flores, la música y el sexo: era el carnaval de la fertilidad, muy popular en la región central del imperio.

Se erigían columnas de madera de cedro, las cuales las pintaban plasmando en su superficie las figuras de flores y pájaros. En sus cimas se colocaban dos esferas doradas que representaban las gónadas masculinas y en la base de tales esferas, se colocaba un aro de hierro del cual colgaban cintillos multicolores.

Las doncellas del pueblo agarraban uno de estos cintillos y bailando, giraban alrededor de la columna que simbolizaba el falo masculino. Cuando ya no podían girar más, regresaban tras sus pasos danzando y así de forma sucesiva.

El ánimo de las jovencitas dependía del color del cintillo que agarraban ese momento: rojo para compromiso matrimonial; dorado para pedir cortejo a los padres; blanco, significaba sexo premarital y así, otros colores que variaban de significado.

Tucio juntó todo el valor que tenía, nunca creyó que las palmas de la mano podían sudar tanto, pero se acercó a la joven que le interesaba y le tomó de la mano.

Kalina se sorprendió, parpadeó un par de veces y sonriendo, le asintió, sin importarle la mano sudada de quien sería su compañero.

Fueron al rio, a un lugar propicio donde los grandes arbustos de rododendro les darían la privacidad necesaria para el romance.

Tucio fue rápido en desvestirse, pero se mostró torpe al intentar retirar las prendas de su compañera, por lo que tuvo que ser ella quien hiciera aquello.

Al ver al joven tragar saliva, consideró que lo mejor sería que ella empezara. Le hizo una felación como se lo enseñó su madre, al poco tiempo el joven gimió de placer.

No hubo necesidad de controlarse, los diversos instrumentos musicales en los alrededores de las columnas, acallaban cualquier ruido suyo. Predominaban los instrumentos de viento, en especial las flautas dulces.

«Qué lindo se ve, gime como una chica», pensó y puso atención en su lengua para dar más placer al glande rojizo que pareció a punto de estallar.

—¡Qué haces! ¡Eres un idiota! —se quejó la joven al sentir como su pareja inexperta se orinó dentro de su boca, cuando lo que debería hacer era correrse.

Elevó la mirada con el ceño fruncido, pero fue ella la que se orinó de miedo. La cabeza de Tucio estaba aplastada entre los dedos de manos gigantescas pertenecientes a un sujeto colosal.

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El ambiente no podía ser más diferente, lo que parecía ser un monzón de las tierras del continente septentrional, anunció a los pobladores que el cielo se estaba cayendo en esa especie de diluvio.

Nadie se atrevió a salir en semejante aguacero, sería de necios o lunáticos tratar de ir a los campos de labranza o peor aún: al bosque que circunvalaba las colinas.

Pese al clima adverso, cuatro figuras se internaron en el bosque.

«Mierda de goblin», pensó Livamor y tuvo que aceptar la idea de su compañero Huron de quitarse las capas.

Aquellas estaban imbuidas de un hechizo de impermeabilidad, sin embargo, en tan difícil terreno, lo único que hacían era ralentizar su avance debido al sotomonte plagado de bajas ramas y arbustos espinosos.

—Recuérdame por qué estamos haciendo esto justo este maldito día.

—Ya te lo dije, Livamor, el hechizo de rastreo demoniaco me indicó que esté es el lugar donde se refugió el demonio luego de la masacre en las oneilas, también me dijo que nuestro objetivo es del tipo saltarin, el muy incordiante puede materializarse en el acto en el momento menos pensado, debemos darnos prisa —dijo y enojado, se quitó los lentes para limpiarlos e imbuirles de un nuevo hechizo de impermeabilidad, el tercero desde que comenzó la búsqueda en el bosque.

isekai : Carnaval Isekai (de Bolivia para el mundo - completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora