La isla de los conejos

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Carnaval Isekai

Capítulo 10: La isla de los conejos


Llegó la época de la siembra, una época importante y como tal se la celebraba en el reino de Dukardo y adyacentes. Era en la ciudad lacustre de Vinion donde se celebraba un par de días antes, eso debido a que la celebración del cultivo de perlas tenía prioridad, coincidiendo la recolección de ostras con el carnaval de la siembra en otras regiones y poblados.

Aparte de las perlas, las cuales eran de una gran calidad, Vinion era conocida por la extraña costumbre de los lugareños de "fertilizar la tierra". En la noche del carnaval, los mozos más apuestos eran los encargados de cavar hoyos en una sección determinada de los campos, luego se quitaban las mallas y los calzones, estimulaban sus penes con la palma de sus manos y se recostaban en la tierra introduciendo sus masculinidades en los orificios, de esa forma fertilizaban de manera simbólica los campos de cultivo.

No era muy conocido el origen de tan curiosa costumbre, se decía que provenía del sur del Continente de las Dunas, pero nadie estaba seguro. Lo certero de la fiesta era que como en toda festividad relacionada a la siembra y la fertilidad, los pobladores tenían una posición más laxa en cuanto al interés de los jovencitos de explorar sus cuerpos.

Manoseos torpes que más producían cosquillas que placer, eran algo común de ver, pero esa noche en particular un sentimiento muy diferente cayó en Vinion: Espanto.

La figura de un ch'uta enorme y muscular hasta el absurdo, arrancó miembros, pisoteó cuerpos y cegó la vida de muchos mozuelos que no fueron lo bastante rápidos para huir de la muerte.

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Se cercó todo el lugar donde se produjo la matanza, varios soldados del rey buscaban pistas que pudieran indicarles la identidad del asesino, pero no pudieron averiguar nada de valor.

—¿Encontraron algo? —preguntó el sheriff.

—Nada señor, como en los otros lugares, toda presencia del demonio se esfumó por completo.

—Que porquería, estén atentos a cualquier curioso o invitado no deseado.

—¿Se refiere a los caballeros negros? —preguntó y se dio cuenta de inmediato de su error.

—No existe tal cosa —dijo mientras le sujetó la malla de la armadura y acercó su feo rostro a la cara del asustado soldado—. Quiero que estén atentos a ese remedo de caballero de Sir Castrato.

—¿Cree que vendrá a este lugar?

—Tal vez, ella está dando vueltas por allí, buscando dónde va a atacar el demonio, pero no tiene ni idea. Tenemos un seguro que nos indica dónde está la maldita mujer, pero no es muy exacto que digamos.

—Un espía.

—No, pero hablando de espías, hay rumores de algunos. No sé si se trata de hombres de otros reinos o de algún noble entrometido. Se descubrió presencia sospechosa en el norte.

—Estaremos atentos, sheriff.

El hombre dio un par de gruñidos y se rascó el mentón para pensar mejor respecto al demonio, Malleta y los supuestos espías que estuvieron activos en la tundra del norte.

Más búsquedas no dieron un resultado diferente y el sheriff decidió retirarse y dejar que la próxima lluvia borrara todo rastro de horror.

Todos los soldados caminaron tras su comandante, algunos solo llevaban armaduras de cuero, otros, vestían armadura ligera completa con sus rostros cubiertos por los cascos. Justo uno de esos últimos retrasó su marcha de manera conveniente, lo bastante para luego escabullirse tras una esquina sin que nadie le notara.

isekai : Carnaval Isekai (de Bolivia para el mundo - completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora