𝑷 𝑬 𝑹 𝑭 𝑬 𝑪 𝑻 𝑯 𝑨 𝑹 𝑴 𝑶 𝑵 𝒀 🎤💕
Holland Richmond no había deseado nada más en la vida que conocer a Reggie, el hermano que nunca llegó a conocer. Aunque nació 8 años después de su prematura muerte, Holland creció con las historias d...
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El instituto Los Feliz era como muchos en la zona de Los Ángeles, con sus típicos clichés de instituto y sus fiestas 'tailgates' en los partidos de fútbol y lacrosse. Pero lo que les diferenciaba de todos ellos era su alabado programa de música.
Nacida y criada en el área de Los Ángeles, Holland Richmond era conocida por muchos en el instituto como la chica con los sueños por las nubes. Le encantaba cantar, bailar y actuar, y quería tocar en el escenario más grande del mundo ante multitudes que agotaran todas las entradas. Era todo un sueño que perseguir, pero lo que nadie le diría nunca es que sabían que era la única chica que tenía los medios para conseguirlo, porque tenía un impulso dentro de ella que muchos otros no tenían.
Holland creció con las historias de su madre sobre su hermanastro, Reggie, y su banda conocida como Sunset Curve. Eran una banda pequeña, pero tenían suficientes seguidores como para conseguir un bolo en el infame Orfeón. Pero dos horas antes de la noche que cambiaría sus vidas, tres de los cuatro miembros de Sunset Curve se encontraron con su final por culpa de unos perritos calientes contaminados. Reggie, Alex y Luke nunca llegaron a vivir su sueño más salvaje, y Holland se propuso vivir su sueño en memoria de ellos.
El timbre que señalaba el final de la primera hora sonó en los pasillos. Holland salió por la puerta de su clase, despidiéndose de algunos de sus amigos mientras avanzaba por el pasillo, con los airpods ya puestos en sus oídos puso algunas de las instrumentales de las canciones que había grabado la noche anterior y se puso a tararear las letras en las que todavía estaba trabajando.
Al final del pasillo se encontraba Carrie Wilson, que ya se dirigía a grandes zancadas hacia las pequeñas de segundo de la E.S.O ( Educación Secundaria Obligatoria ) Julie Molina y su mejor amiga, Flynn. Holland puso los ojos en blanco, quitándose los auriculares mientras maldecía a la chica por arruinar su momento en su cabeza.
—Aquí tenéis —dijo Carrie a las chicas con su voz cantarina, entregándoles un folleto de la pila que tenía en sus manos—. Mi grupo va a tocar en la fiesta de bienvenida de mañana. Imagino que no tenéis nada mejor que hacer.
