"Es el momento de volver con C". Me levanté y miré mi reflejo por última vez. Volví a colocar la sábana polvorienta que lo había cubierto hasta que llegué. Repentinamente las escaleras en la habitación no subían, sino que bajaban.
Mientras descendía comencé a reflexionar sobre lo curioso del molino. ¿Cinco pisos? No parecía así de alto desde fuera, o no? Ya no lo recordaba. También era bastante curiosa la oportuna aparición del molino frente de mí en un momento de desesperación.
C ya estaba allí cuando llegué, y parecía que hubiera estado siempre, ¿¿quién era??
Mi reflexión fue interrumpida cuando escuché un sonido similar a un chapoteo en las escaleras que bajaban al tercer piso. Me detuve y traté de averiguar de donde de procedía el sonido. Era como si , como si... ¿resonara dentro de mi cabeza? Pude oir pasos sobre el agua, pasos que más tarde se detenían sobre hierba. Por un momento creí que los ruidos se habían acabado. De verdad lo creí, hasta que lo volví a oir. Volví a escuchar aquel grito escalofriante e inhumano que presencié antes de encontrar el molino, en el valle. Me tapé los oídos, pero siguió resonando con fuerza, incluso más potente que antes. Entonces, por alguna razón me pareció que era un grito de ayuda.
El sonido se volvió menos estridente, pero más doloroso. Lentamente se convertía en un grito humano, en una voz quebrada por la agonía, en una voz de mujer que transmitía todas las clases de sufrimiento al mismo tiempo. Era una voz vieja y desgastada que se rompía tratando de ser escuchada.
El grito cesó rotundamente.
Me sentí cansado de repente, además de terriblemente asustado. Miré hacia abajo desde las escaleras. Aquel era el piso que estaba sumido en una oscuridad absorbente y aterradora, el nº 3.
No me apetecía nada bajar. Decidí quedarme un rato en el cuarto piso para asimilar lo que había sucedido. De todas maneras, estaba muy cansado y había un dormitorio muy agradable y luminoso allí arriba...
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No volví
SpiritualLa vida y la muerte están muy cerca uno del otro. Tanto, que si se acercan demasiado pueden llegar a deformar la realidad provocando consecuencias inesperadas.