"¿Chūya-san... Por qué? Él siempre tan protector hacia mí sin importar lo que otros pudieran decir. Incluso discute con Dazai-san por mi culpa... Debo agradecerle de alguna manera...".
Pensó Akutagawa. Se vestía mejor para salir a recibir a su extraña visita. Esta vez, cambió su gabardina negra por una gabardina de color blanco que Chūya le había comprado recientemente luego de su hospitalización. No quería verse débil frente a Atsushi, así que debía parecer completamente sano.
Mientras tanto, en la sala de la gran casa que compartían ambos mafiosos, Chūya estaba dispuesto a contarle de la verdad a Atsushi, aunque fuera difícil de creer. El ejecutivo quería que el chico tigre se hiciera amigo de su hijo. Deseaba que Ryūnosuke supiera lo que es tener un amigo y lo lindo que podría ser, incluso si ese amigo pertenecía a la organización contraria: la Agencia de Detectives Armados.
— Ryū fue concebido en una noche de alcohol y bar. Dazai y yo jamás hemos estado enamorados del otro y eso es más imposible ahora.
Comenzó Chūya su explicación. Atsushi ya estaba más que confundido.
— ¿C-Cómo es que dos hombres pueden procrear?
Preguntó nervioso.
— No pueden. Sólo el Demonio y un Dios del Arahabaki pueden hacerlo. Dazai es ese Demonio y yo ese Dios.
Respondió serio.
— Entonces... ¿Hay una mamá?
Preguntó de nuevo. Su curiosidad aumentaba conforme la conversación seguía. Quería saber más acerca de aquel chico mafioso que tanto lo odiaba. Y el porqué se su gesto inexpresivo.
— Soy yo. Aunque Dazai sea una escoria en persona, yo tomé la decisión de tener al niño y y criarlo por mi cuenta. Pero jamás le dije la verdad. Incluso, lo acostumbré a que me llamara por mi nombre. Ese idiota de Dazai hizo mucho daño a Ryū desde pequeño. Lo traumó con el agua, la debilidad, con él mismo y lo abandonó en una bolsa en el basurero. Dazai no tiene compasión ni con su propia sangre. Cómo sabrás, Ryūnosuke tiene una enfermedad en los pulmones que si no conseguimos donador compatible, lo llevará a la muerte en unos meses. Desafortunadamente yo...no soy compatible, pero es muy probable que ese desgraciado lo sea.
— ¿Dazai-san sabe de la enfermedad?
— No tiene ni siquiera derecho a saberlo. Aunque así lo fuera, no aceptaría donarle un pulmón a un chico que para él nunca debió existir. Pero sabes una cosa, niño tigre.
Servía una copa con vino para él, ya que Atsushi era muy joven para eso.
— ¿Qué cosa, Chūya-san?
— La enfermedad de Ryū es culpa de Dazai. Él se la provocó al bañarlo con hielo en mi ausencia. Sus pulmones se dañaron. Pero no quiero hablar de eso ahora. ¿Podrías intentar ser amigo de Ryū?
— ¿Eh?
En ese momento, Ryūnosuke llegó a la sala y carraspeó para ser notado. Se sentó sobre el tercer sofá y miraba las señas que Chūya le hacía para que saludara al albino. Frunció el ceño.
— Oh, Jinko. ¿A qué has venido?
Preguntó frío. Atsushi estaba nervioso. Platicar con Chūya era muy distinto a entablar conversación con Akutagawa. Y ahora que conocía la verdad, no tenía idea de cómo tratar con él.
— Akutagawa. El chico quiere ser tu amigo. Trátalo bien. Iré al conbini a comprar algo para comer.
El pelirrojo se levantó del sofá y se dirigió a la puerta de salida.
— ¿Por qué querría que Jinko fuera mi amigo? No me interesa.
También se levantó. Tenía intenciones de ir de nuevo a su dormitorio, pero en su ida, Atsushi jaló de la parte trasera de su gabardina blanca, haciendo que se detuviera.
— Akutagawa... En verdad, quiero ser tu amigo.
Dijo suplicante. Estaba bastante nervioso que no sabía cómo ocultarlo. Sus pupilas de dilataban y hacían que sus ojos se vieran incluso más hermosos que antes. Su cinto, que actuaba como su cola de tigre, también le estaba jugando mal. Se movía nerviosamente conforme los sentimientos de su poseedor de habilidad.
— ¿Cómo podría ser amigo de un animal? Eso es estúpido, Jinko. Vete a tu casa.
Le arrebató la parte de la gabardina, ignorando esa "carita tierna" que tenía frente a él. No debía caer en cosas tan absurdas como la ternura, y menos con un hombre. Seguía inexpresivo.
— Démosle una oportunidad, Akutagawa. Y te contaré lo que quieres saber sobre tí.
Convencía Chūya antes de salir por la puerta con destino al conbini.
El azabache suspiró cansado y sujetó una de las muñecas del albino, jalándolo hacia otro lugar de la casa.
— ¿M-Me darás la oportunidad?
Preguntó nervioso. Temía por su vida, pero el conbini estaba cerca y Chūya no tardaría en volver.
— Calla, Jinko. Vamos a mi habitación. Quiero comprobar algo.
— ¡¿C-Comprobar qué?!
"Q-Quizás, Akutagawa tiene recetas para preparar tigres y quiere convertirme en carne comestible..."
Pensó.
Una vez dentro de la habitación, Akutagawa activó a un Rashōmon blanco (por su gabardina), que inspeccionaba que Atsushi no trajera algún arma de parte de Dazai, como le había advertido Chūya.
— ¡¿Q-Qué hace tu habilidad?! ¡¿V-Vas a matarme?!
— ¡¡Sólo cállate!!
Ahora sin Rashōmon, revisaba él mismo debajo de la camiseta del chico tigre. Sólo podía ver unas cuantas cicatrices en su piel, ningún arma oculta. Cuando Chūya llegó y abrió la puerta de la habitación, malinterpretando las cosas...
— Akuta... Ryū...
— ¡¡No es lo que crees!!

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Reconocido por Dazai-san
Fanfiction¿Por qué tanta prisa en querer ser reconocido por Dazai, su ex mentor? Ryūnosuke Akutagawa siempre ha querido ser reconocido por Osamu Dazai, y su mayor temor es: morir sin ser reconocido por su ex maestro. ¿Logrará conseguir su reconocimiento ant...