— ¡Fuera de aquí!- Bramó Hermione al tiempo que levantaba la varita. Su grito recorrió cada rincón de la casa de manera fuerte y clara.- No eres bienvenida en esta casa Greengrass. ¡Largo!
— No tengo ningún interés en compartir mi espacio contigo, sangre sucia- escupió la rubia, mientras sus ojos revoloteaban por cada rincón de su casa.- Tomaré a mi hijo y me iré, así que si me haces el favor de traerlo...
— ¡Jamás!- Volvió a gritar Hermione ocultando lo mejor que podía a Scorpius detrás de su cuerpo, mientras él permanecía paralizado.- Lárgate Greengrass, antes de que te hechice.
— Ese es mi hijo, Granger- contestó la otra mujer levantando su varita.- Y voy a llevarlo conmigo. A él y a todo lo que eso supone.
Ante esa declaración, Scorpius se acercó todavía más a Hermione, usándola como medida protectora. Hacía quince años que no veía a esa mujer, que no veía a su madre y ahora, sentía que todo su mundo se ponía de cabeza. Aún recordaba a su padre, con la mirada triste y mal humor que duró años después de su abandono. Nunca hacia él, pero durante años era rara la ocasión que le vió dar una palabra amable a alguien, una sonrisa, un algo. Astoria Greengrass, quien fue su esposa por culpa de un contrato matrimonial arreglado, le abandonó dos meses después del nacimiento de su primer hijo, llevándose con ella cuantas joyas y galeones fue capaz de tomar y sin dejar ningún tipo de carta, excusa o disculpa. Abandonó Malfoy Manor y hasta donde supieron, la Gran Bretaña Mágica. Al comienzo su padre trató de buscarla, pero esa convicción sólo le duró una semana. Siempre le dijo que en verdad, no le importaba el paradero de Astoria porque tenía cosas más importantes de las que ocuparse. Tenía que ocuparse de él. Su padre fue desde siempre un padre atento, cariñoso y bueno que siempre trató de estar presente en su vida y de inculcarle valores como eran la honestidad, la perseverancia y la lealtad. En las oficinas de las empresas Malfoy, la mayor parte de los empleados le conocían desde que era un bebé de poco más de cinco meses. También los empleados del ministerio de magia, y fue de esa forma en la que, a sus tres años, Hermione entró a sus vidas.
— Es Malfoy para ti.- Contestó ella, lanzando el primer hechizo.
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Mi hijo
Fanfiction- ¡Fuera de aquí!- Bramó Hermione al tiempo que levantaba la varita. Su grito recorrió cada rincón de la casa de manera fuerte y clara.- No eres bienvenida en esta casa, Greengrass. ¡Largo! - No tengo ningún interés en compartir mi espacio contigo...