Justo iba a responderle cuando Adrien se apareció agitado por el pasillo. Me extrañó bastante que a esas horas estuviera ahí y no en clase, pero esperé a que se acercara para ver qué quería. Aunque no pasé desapercibido como mis hermanos se tensaron ante su presencia.
Adrien se acercó a nosotros caminando con sus manos ocultas en los bolsillos de su pantalón. Con una pose algo fresca y chula se dirigió a nosotros:
–Si piensan que van a alguna parte están equivocados. No por ser sobrinos del subdirector significa que pueden hacer lo que quieran, así que el joven de la moto se puede marchar, y ustedes regresarán a su salón.
Lo miré boquiabierta, para luego soltar una sonora carcajada, la cual se vió seguida de mis hermanos. Joder, ¡Como se notaba lo novato que era aquel tipo en el instituto!
–Adrien, ¿Cierto?– Pregunté divertida recordando como él había preguntado mi nombre en el salón. Me acerqué a él pero dejando una distancia de un metro más o menos. –Solo porque estoy de humor te lo voy a aclarar: En este lugar, las reglas ya están plasmadas, así que tú como recién llegado que eres, o te adaptas a ellas, o simplemente te largas.
Mi hermana hizo un gesto de adiós moviendo sus dedos de forma engreída y ante la cara de estupefacción de Adrien le pasamos por el lado para irnos a la entrada, en busca de nuestras motos.
Hasta que sentí el ruido de la moto de William acelerar noté un tirón en mi brazo. Adrien me hizo darme la vuelta en un gesto brusco, y me pegó a su cuerpo. Se acercó a mi oído y me susurró:
–No te olvides que yo soy un profesor, así que lo quieras o no sigo teniendo más poder que tú. Esto es solo el comienzo de esta guerra, linda. Prepárate...
Vi como unos fuertes brazos empujaban el pecho de Adrien hacia atrás, alejándome de él. Lo miré a los ojos, aceptando su reto, no sería el primer profesor egocéntrico que derrumbaba de su trono, con todo y que su expresión me gritase "Peligro", yo no me amilanaba ante nadie, y él no se llevaría el primer lugar.
–Acércate a ella de ese modo otra vez y no vivirás para contarlo.
Una amenaza clara y directa, justo como era mi hermano. Katya me preguntó en un susurro si estaba todo bien y yo asentí antes de darme la vuelta y dirigirme al pasillo con Kyle detrás.
En la entrada principal se hallaba William, justo al lado de nuestras motos. Me acerqué a la mía y acomodé mi mochila detrás antes de subirme y colocarme el casco. Al mirar al inicio del pasillo pude ver como Adrien nos observaba recostado a la pared. Miré a William, quien me sonrió con algo de coquetería, y decidí seguirle el juego, antes de volver la mirada a Adrien, alzar mi barbilla y acelerar mi moto, saliendo a toda prisa del lugar y con los demás alcanzándome a los segundos.
A priori no tenía la menor idea de hacia dónde nos dirigíamos, pero a medida que pasaban los minutos noté que nos estábamos acercando bastante a la costa, así que eso solo significaba una cosa: Íbamos a las carreras ilegales de la ciudad.
No podía negar que la idea me asustaba un poco, nunca había ido a aquel lugar (por muy rebelde y atrevida que fuera) ya que si nos descubrían nos podríamos meter en serios problemas, pero la tranquilidad que me transmitía mi hermano era suficiente para comprender que todo estaba controlado y no corríamos peligro.
Al llegar muchas miradas nos recibieron, aunque rápidamente pude notar que no estaban dirigidas hacia nosotros, sino a William. Ypues claro, con la pose de autoridad y rudeza que mostraba era para que se arrodillaran ante él. Y no, aún no procesaba lo condenadamente guapo que era. Es que, joder, una mirada que te lanzara sin esfuerzo alguno y ya tenía a todas las chicas tras de él. Me causó algo de gracia que lo imaginara y ocurriera tal como en mis pensamientos. Ya varias chicas estaban formando grupitos mientras cuchicheaban sin dejar de mirarlo con sonrisas coquetas.
ESTÁS LEYENDO
Monster (En Español)
AcciónKira entra a su último año escolar con todas las ganas. Su puesto de reina intocable lo quieren destruir tanto alumnos como profesores y todos terminan arrepintiéndose en el primer intento, todos menos él. Nunca imaginó que el juego que ella conside...