Siempre contigo

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—Entonces, ¿ves esa pequeña manchita en la esquina inferior? —señalaba la doctora sobre la pantalla del monitor que estaba junto a ella—. Ese es tu bebé, todavía es muy pequeño, es difícil verlo bien con este tipo de ecografía —explicaba, moviendo el aparato de escaneo por sobre el vientre aún plano de Petra, que no apartaba sus ojos de la imagen.

—¿A qué se refiere? —preguntó, un tanto confundida.

Levi estaba ahí, había venido a recoger a Petra, pues ya le estaban dando el alta del hospital, siempre y cuando, primero se realizara un ultrasonido para comprobar que el embarazo iba bien.

—Bueno —habló la mujer de mediana edad—. Normalmente el primer ultrasonido se hace de modo transvaginal... —Levi dejó de escuchar la explicación en cuanto se deslizó con tedio sobre su asiento, todo esto no era más que un fastidio, además, no se veía nada más que un montón de manchas en esa bendita pantalla.

¿Eso en serio era un bebé? Porque no tenía forma de nada, bueno, era normal, apenas tenía un mes y medio, pero ¿cómo rayos podían observar alguna cosa ahí?

—... y debido a su accidente, sería un poco riesgoso —terminó de decir la ginecóloga, justo cuando el hombre volvía en sí—. En cualquier caso, señorita Ral, todo luce bien, sólo procure no moverse mucho, al menos unas dos semanas.

Petra asintió con desgana, la idea de quedarse estas dos semanas en casa de Levi no le emocionaba para nada, pero no tenía opción, ya le habían dicho que no podía estar sola y él insistía en cuidarla, no había de otra.

—¿Ya podemos irnos? —preguntó el azabache a la mujer, quien asintió con la cabeza, en lo que terminaba de limpiar el vientre de Petra con un par de toallas de papel, ya que todavía tenía encima el gel transparente.

Después de que le dieron el alta a la joven, ella y Levi fueron hacia el estacionamiento del hospital, en donde él había dejado su auto. Como Petra aún no debía caminar, le dieron una silla de ruedas para movilizarse.

—Ya le pedí a Hange que lleve algunas de tus cosas a mi casa —dijo él, mientras abría la puerta de su auto, ya que ahí había más espacio y dudaba que Petra quisiera ir sentada a su lado, seguro estaría más cómoda ahí.

—Ah, gracias —respondió la joven, tratando de ponerse de pie de su silla, pero rápidamente el hombre se acercó a ayudarla, sosteniéndola por la cintura con suavidad—. Yo puedo sola, Levi —se quejó.

Levi frunció el ceño.

—Déjame ayudarte, ya te dijeron que no debes hacer esfuerzos —contestó el mayor—. No seas tan orgullosa, joder.

La peli naranja no dijo nada, se mordió la lengua para no explotar de rabia y permitió que Levi la ayudara a subirse al auto, afortunadamente, el asiento era suave y cómodo y no le produjo nada de dolor cuando tomó su lugar.

—Iré a devolver esto —dijo el Ackerman, cerrándole la puerta a Petra y tomando la silla de ruedas para regresarla al personal del hospital, ya que, obviamente, no les pertenecía a ellos.

Al verlo retirarse por un momento, Petra miró por la ventana y suspiró. ¿En serio aguantaría dos semanas con Levi? Así como iban las cosas entre ellos, en menos de un día, uno de los dos iba a acabar siendo asesinado por el otro.

—Si tan sólo las cosas fueran diferentes... —murmuró, dejando que la tristeza que sentía se apoderara de su mirada. Cómo hubiese deseado que la noticia del bebé hubiera llegado cuando aún estaban juntos, que fueran felices al saber que tendrían un hijo, pero incluso si hubiese pasado de ese modo, todavía Levi estaba saliendo con otra persona desde antes, ¿no?

Let's Break upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora