Cap.10

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Que estoy haciendo, claro, no se suponen que este aquí en primer lugar, pero a estas alturas no sé cómo se supone que debo actuar o hacer, llevo un par de semanas en este lugar y unos tres días, desde que le dije que no quería hablar con él estoy seguro de que no hay nada que quiera escuchar de él. Bueno, aún tengo muchas preguntas, pero no vale la pena tener que entablar una conversación con una persona a la que es probable que no le interese, lo único que ara es comportarse como lo que es, un animal que actúa de acuerdo con sus instintos, pero debo admitir que posee una considerable inteligencia por encima de lo que he visto en otros dragones, eso me hace preguntarme si en el fondo todos los dragones son así y si así es, como es que nadie sabía siquiera.

De verdad estoy en un conflicto de intereses, tanto que quiero saber, preguntar, pero sería una vergüenza retractarse de aplicar firmemente la ley del hielo con mi captor, que pensaría mi padre de mi si lo hiciera, entonces sentí una ola de tristeza, recordar a mi padre era frustrante porque pese a sus deseos, perspectivas y reglas hacia mí, lo extraño demasiado, me gustaría saber si el me extraña a mí.

Perdido en mi melancolía, sentado en un pedúnculo de mi prisión con la mirada baja, contemplado la hipnotizante e infinita nada, después de todo era lo único que me quedaba por hacer en este agujero, dado que me había rendido con todo intento de escape que inevitablemente resultaría inútil, así que cada vez que el regresaba de quien sabe dónde, yo lo ignoraba tanto como podía y muchas veces era porque me sentía tan deprimido como para lidiar con él.

Volví a la realidad en cuanto escuche los aleteos a la distancia y un silbido en el aire, inconfundibles a estas alturas, sentí irritación y desinterés de inmediato, claro que en cuanto escuche una explosión desde el exterior sentí aflorar mi curiosidad.

en el nombre de Odín, que está pasando afuera? — De inmediato se levantó de su anterior postura para alzar la mirada a la boca de la madriguera, la cual no proporciona una vista muy periférica por lo que mirar afuera era limitado, pero esto era suficiente para nuestro joven vikingo para percatarse de que el furia nocturna que lo mantenía cauto estaba en problemas.

Un combate en el aire se llevaba a cabo, entre el furia nocturna y un susurro mortal, por lo que alcanzaba a distinguir nuestro joven Hipo, una pelea igualada en fuego y sangre.

Una explosión se apoderó del cielo, solo para ver desplomarse una silueta justo encima de él, fue ágil nuestro joven vikingo al apartarse para no quedar atrapado entre la colisión, fue una gran suerte.

ooh! ¡Dioses! —Pronuncio con una expresión de sorpresa y ligero alivio, porque en todo el tiempo que llevaba atrapado hay, nunca había visto algo así, pero rápida se volvió su expresión de sorpresa a una de terror, porque lo que había colisionado era el susurro mortal en persona y aun que se encontraba herido e inconsciente, los susurros mortales eran bien conocidos por ser bestias sedientas de sangre que matarían por diversión a cualquier criatura.

Era vital moverse con cautela lo más pronto posible para evitar una muerte segura, así con el corazón muy acelerado Hipo se aferró a las paredes de la madriguera, logró ver a unos pocos metros una grieta lo suficientemente grande para que se pudiera esconder y solo tendría que caminar hasta ella.

—Odín protégeme— Susurro para sí mismo tragando saliva y sintiendo el sudor frío resbalar su rostro. Recogió todo el valor que su pequeño cuerpo poseía y dio los primeros pasos con sigilo creyendo que lo lograría, rápida fue la decepción, tal párese que olvide los tropiezos en el corto trayecto a la seguridad, que en esta ocasión se presentaban en forma de una rama.

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