𝒲𝒽𝒾𝓉ℯ 𝒲𝒾𝒹ℴ𝓌 [Bucky Barnes] (TFATWS)

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔

~ 𝑴𝒂𝒅𝒓𝒊𝒑𝒐𝒐𝒓 ~

Después de que Zemo les mostrara ese pequeño gran secreto, les había quedado bastante claro que Zemo era más que un criminal, y uno muy peligroso. Tambien les quedo claro que tenía también una fortuna. Sorprendida, ese era el actual sentimiento de la chica, al tiempo que se bajaba un poco las gafas de sol para observar bien aquel gran Het al que se iban a subir. 

Que si era impresionante? Sí que era lo era. 

- ¿Así que todo este tiempo fuiste rico?  - musitó Sam, casi indignado por todo el tiempo que pasó ignorando aquel detalle.

- Soy un barón, Sam - respondió Zemo, como si eso quitara el hecho de que lo había estado ocultando - Fuimos de la realeza hasta que tus amigos destruyeron mi nación - Sabina solo hizo una mueca al escuchar eso, sabía ese tema era delicado para el Sokoviano.

Una vez se subieron al Jet tomaron asiento, ella enfrente de Zemo, Bucky junto a ella, y Sam junto a Zemo- Quieres una de estas?  - alzó la copa.

- No gracias, no me arriesgaré a que me envenenes o algo así, aparte deje de hacerlo hace un tiempo ya - La Rusa mira hacía la ventana.

- Eso sí que es una pena - hablo el barón tomando de la copa.

- Sera una pena, si no te callas zemo - Escupió la castaña, dandole una mirada cinica.

- Dinos a dónde vamos de una vez - le exigió Wilson y al volverse hacia él, los tres notaron que había abierto un libro. Sabina reconoció el libro, había leido ese hace tantos años, interesante la filosofía de ese hombre.

De ahí la frase "El fin justifica los medios" la cual el ojiazul no se la tomo muy a la lijera, si no que fue acatandola.

Maquiavelo, que hombre tan descabellado.

- Perdón, es que quedé fascinado con esto - Zemo frunció el entrecejo y un segundo después, alzó una pequeña libreta - No sé como llamarlo, pero esta parte se ve muy importante, ¿Quién es Nakajima?- Pregunto el castaño.

- Que nadie te enseño a no meter la nariz en donde no te corresponde - La rusa comento, Bucky saltó de su asiento y se le fue encima al castaño, colocó una mano sobre su cuello y con la otra le arrebató la libreta.

-Si tocas eso, te asesino - le amenazó entre dientes.

-Perdón - se escuchaba serenidad en la voz del hombre en frente de él - Sé porque tienes esa lista de nombres ... porque los dañó el Soldado del Invierno - Y va de vuelta, este hombre si que anda buscando una muerte muy segura.

- Con un demonio ya déjalo en paz - Dijo la castaña apretando los dientes.

-No presiones - respondió el pelinegro, más tenso que antes.