Capítulo 1

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- ¡¡Chloe!! ¿Quieres darte prisa? ¡VAMOS A PERDER EL AVIÓN!

Estaba sentada encima de la maleta, intentando por enésima vez que cerrara cuando me llegaron los gritos de Alexandra por el balón. Eran las 12 de la mañana y teníamos el vuelo programado a las 4 de la tarde. Aun no me había arreglado el pelo, ni me había vestido y muchísimo menos había conseguido cerrar la maldita maleta. Además, se tardaba 40 minutos desde casa al aeropuerto y teníamos que estar allí una hora y media antes de que saliera el avión. Mierda, otra vez tarde.

- ¿Puedes dejar de gritar y subir a ayudarme? Se te tiene que estar escuchando en todo Madrid.

Mi madre le abrió la puerta y dejó su enorme maleta en la sala de estar. Se quedó en la puerta de mi habitación, mirándome como si estuviera cometiendo un grave delito. Se había puesto un vestido corto blanco que junto a sus converse blancas le quedaba como anillo al dedo. Se había rizado su brillante pelo castaño y maquillado de una forma muy natural que hacía que se siguieran viendo las pecas que llenaban sus mejillas y parte de su pequeña nariz.

- No puedo creerme que aun no estés ni vestida. Chloe Márquez Aranda vamos a tener un gran problema tu y yo si no te vistes AHORA MISMO.

Me empecé a reír a carcajadas, se ponía colorada cuando se enfadaba y empezaba a dar vueltas como una loca.

- Genial, ahora le ha entrado la risa. Ponte a arreglarte el pelo antes de que me vaya yo sola a San Diego. Yo te preparo la ropa y me encargo de ese desastre de maleta.

- Ni se te ocurra sacar nada de lo que he metido, todo lo que hay dentro es totalmente necesario.

- ¿ Y en que momento de las vacaciones vas a ponerte un jersey de cuello vuelto? - me dijo sacando un grueso jersey de lana de la montaña de ropa que albergaba mi maleta.

- Bueno... he pensado que puede hacer frío alguna noche...- Me sonrojé porque me di cuenta de que en realidad no lo iba a necesitar para nada.

- Por el amor de Dios Chloe, ¿Dónde te crees que vamos? ¿ Al maldito polo norte? Vamos a pasar los mejores días de nuestra vida a las playas de California, todo el día en bikini. En serio, ponte a arreglarte ya ese pelo que yo me encargo de lo demás.

Puse los ojos en blanco y fui a secarme el pelo. Me lo alisé con las planchas y me retoqué el flequillo, me pone de los nervios cuando crece por debajo de las cejas y lo noto al parpadear, así que me lo corté un poco. Me pinté lo más rápido que pude y metí el maquillaje en el neceser de viaje para llevármelo. Me miré al espejo y me di una palmadita mental por haberme depilado el día de antes y otra por haber hecho ejercicio durante los últimos meses, aunque seguía teniendo mi barriga fofa, pero no me importaba porque los bikinis me quedaban de infarto. Nunca me ha disgustado mi cuerpo, no todas podemos tener una barriga plana como la de Ale, un culo sin estrías y unas tetas grandes, tenía un cuerpazo igualmente, con mi celulitis y mis "michelines" de la barriga. No estaba gorda, pero tampoco delgada, un punto medio digamos.

Salí del baño y encontré a Ale de brazos cruzados mientras me señalaba con la cabeza toda la cantidad de ropa que había sacado de mi maleta. Chaquetas, jerséis, calcetines gordos... Ahora cerraba a la perfección.

- ¿Ya estás contenta? - le dije mientras me quitaba el pijama para ponerme unos vaqueros y una blusa beige con encajes que había sacado de mi armario, ahora casi vacío porque toda mi ropa se encontraba en mi cama o en la maleta.

- Contenta estaría si hubieras estado lista cuando te llamé para que bajaras y te subieras al coche.- Seguía enfadada.

- Puedes ir metiendo las maletas en el coche, solo me queda ponerme las sandalias.

Metí toda la ropa que había sacado mi amiga de la maleta hecha una bola en el armario y me até mis sandalias de esparto. 10 minutos más tarde estábamos despidiéndonos de mis padres con el coche cargado con nuestras maletas.

- Llamad en cuanto aterricéis por favor.- nos dijo mi madre mientras me ahogaba en un abrazo junto con mi padre.

- No te preocupes Alicia, si a este paso vamos a perder el avión.- me lanzó una mirada acusadora y le dio dos besos a mi madre mientras yo me subía al coche.

Ale arrancó y nos pusimos de camino al aeropuerto, durante el trayecto hablamos de todos los planes que teníamos para el día siguiente porque cuando llegáramos al hotel después de un vuelo de 14 horas y el jet lag solo tendríamos ganas de dormir.

Llegamos al aeropuerto a las tres menos veinte y nos dirigimos al lugar donde pesaban el equipaje, gracias a Dios el nuestro no pesaba más de lo permitido. Poco después las maletas desaparecían por una cinta para que las cargaran en el avión y nosotras fuimos a tomarnos un café antes de embarcar.

-¿Qué asiento tienes tú?- me preguntó Alexandra mirando su ticket mientras andábamos entre las butacas que llenaban el avión.

- 12K ¿Y tú?

- ¡Que suerte! Te ha tocado en la ventana. Yo tengo el 12J, cámbiamelo por favor.- Me empezó a hacer pucheros para que le dejara sentarse en la ventana y como a mi me daba un poco de repelús, cedí.

- Está bien, toma.- Le cambié el billete y se sentó al lado de una pequeña ventana redonda por la que se veía la pista y algunos aviones más.

20 minutos después estábamos escuchando una voz robótica y viendo a una azafata haciendo aspavientos, intentando explicar lo que teníamos que hacer con la bolsa de oxígeno en caso de emergencia.

El estómago me dio un vuelco cuando el avión dejo de estar en tierra firme. Ale estaba como loca mirando por la ventanilla.

- ¡Mira que pequeño se ve todo desde aquí arriba! Van a ser las mejores vacaciones de nuestras vidas Chloe.

- Gracias pero prefiero no mirar, no querrás tener el café que nos hemos tomado en tu vestido.

Alexandra se quedó dormida al poco rato de despegar así que decidí ponerme los auriculares y relajarme yo también, aun quedaban 12 horas de viaje y apenas había dormido esa noche pensando en todo lo que me tenía que llevar. Empezó a sonar "Head Held High", de Kodaline y me acomodé en el asiento, pensando en la falta que me hacían esas vacaciones. El último curso de la universidad había sido duro y los exámenes de julio me dejaron K.O, ahora solo quería relajarme y pasar unos días en el sur de California con mi mejor amiga. Después de una hora yo también me quede durmiendo, esperando que el viaje no se hiciera demasiado largo.

Cuando menos te esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora